Al concluir este documento, que presenta el Catecismo de la Iglesia católica, pido a la Santísima Virgen María, Madre del Verbo Encarnado y Madre de la Iglesia, que sostenga con su poderosa intercesión el trabajo catequético de la Iglesia entera en todos sus niveles, en este tiempo en que es llamada a un nuevo esfuerzo de evangelización. Que la luz de la fe verdadera libre a los hombres de la ignorancia y de la esclavitud del pecado, para conducirlos a la única libertad digna de este nombre (cf. Jn 8, 32): la de la vida en Jesucristo bajo la guía del Espíritu Santo, aquí y en el Reino de los cielos, en la plenitud de la bienaventuranza de la visión de Dios cara a cara (cf. 1 Co 13, 12; 2 Co 5, 6-8).
Dado el 11 de octubre de 1992, trigésimo aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II y año decimocuarto de mi pontificado.
IOANNES PAULUS PP. II
[1] Juan XXIII, Discurso de apertura del concilio ecuménico Vaticano II, 11 de octubre de 1962: AAS 54 (1962), pp. 788-791.
[2] Pablo VI, Discurso de clausura del concilio ecuménico Vaticano II, 8 de diciembre de 1965: AAS 58 (1966), pp. 7-8.
[3] Juan Pablo II, Homilía del 25 de enero de 1985, cf. L’Osservatore Romano, edición en lengua española, 3 de febrero de 1985, p. 12).
[4] Relación final del Sínodo extraordinario, 7 de diciembre de 1985, II, B, a, n. 4; Enchiridion Vaticanum, vol. 9, p. 1.758, n. 1.797.
[5] Juan Pablo II, Discurso de clausura de la II Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos, 7 de diciembre de 1985; AAS 78 (1986), p. 435; cf. L’Osservatore Romano, edición en lengua española, 15 de diciembre de 1985, p. 11.