Capítulo 2
1 El Señor hizo que un gran pez se tragara a Jonás, y este permaneció en el vientre el pez tres días y tres noches.
2 Entonces Jonás oró al Señor, su Dios, desde el vientre del pez,
3 diciendo: «Desde mi angustia invoqué al Señor, y él me respondió; desde el seno del Abismo, pedí auxilio, y tú escuchaste mi voz.
4 Tú me arrojaste a lo más profundo, al medio del mar: la corriente me envolvía, ¡todos tus torrentes y tus olas pasaron sobre mí!
5 Entonces dije: He sido arrojado lejos de tus ojos, pero yo seguiré mirando hacia tu santo Templo.
6 Las aguas me rodeaban hasta la garganta y el Abismo me cercaba; las algas se enredaban en mi cabeza.
7 Yo bajé hasta las raíces de las montañas: sobre mí se cerraron para siempre los cerrojos de la tierra; pero tú me hiciste subir vivo de la Fosa, Señor, Dios mío.
8 Cuando mi alma desfallecía, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo Templo.
9 Los que veneran ídolos vanos abandonan su fidelidad,
10 pero yo, en acción de gracias, te ofreceré sacrificios y cumpliré mis votos: ¡La salvación viene del Señor!».
11 Entonces el Señor dio una orden al pez, y este arrojó a Jonás sobre la tierra firme.