Capítulo 24
1 La sabiduría hace el elogio de sí misma y se gloría en medio de su pueblo,
2 abra la boca en al asamblea del Altísimo y se gloría delante de su Poder:
3 «Yo salí de la boca del Altísimo y cubrí la tierra como una neblina.
4 Levanté mi carpa en las alturas, y mi trono estaba en una columna de nube.
5 Yo sola recorrí el circuito del cielo y anduve por la profundidad de los abismos.
6 Sobre las olas del mar y sobre toda la tierra, sobre todo pueblo y nación, ejercí mi dominio.
7 Entre todos ellos busqué un lugar de reposo, me pregunté en qué herencia podría residir.
8 Entonces, el Creador de todas las cosas me dio una orden, el que me creó me hizo instalar mi carpa, él me dijo: «Levanta tu carpa en Jacob y fija tu herencia en Israel».
9 El me creó antes de los siglos, desde el principio, y por todos los siglos no dejaré de existir.
10 Ante él, ejercí el ministerio en la Morada santa, y así me he establecido en Sión;
11 él me hizo reposar asimismo en la Ciudad predilecta, y en Jerusalén se ejerce mi autoridad.
12 Yo eché raíces en un Pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su herencia.
13 Crecí como un cedro en el Líbano y como un ciprés en los montes del Hermón;
14 crecí como una palmera en Engadí y como los rosales en Jericó; como un hermoso olivo en el valle, y como los rosales en Jericó; como un hermosos olivo en el valle, y como un plátano, me elevé hacia lo alto.
15 Yo exhalé perfume como el cinamomo, como el aspálato fragante y la mirra selecta, como el gálbano, la uña aromática y el estacte, y como el humo del incienso en la Morada.
16 Extendí mis ramas como un terebinto, y ellas son ramas de gloria y de gracia.
17 Yo, como una vid, hice germinar la gracia, y mis flores son un fruto de gloria y de riqueza.
18 [Yo soy la madre del amor hermoso, del temor, de la ciencia y de la santa esperanza. Yo, que permanezco para siempre, soy dada a todos mis hijos, a los que han sido elegidos por Dios.]
19 ¡Vengan a mí, los que me desean, y sáciense de mis productos!
20 Porque mi recuerdo es más dulce que la miel y mi herencia, más dulce que un panal.
21 Los que me coman, tendrán hambre todavía, los que me beban, tendrán más sed.
22 El que me obedezca, no se avergonzará, y los que me sirvan, no pecarán».
23 Todo esto es el libro de la Alianza del Dios Altísimo, la Ley que nos prescribió Moisés como herencia para las asambleas de Jacob.
24 [No dejen de buscar su fuerza en el Señor; permanezcan unidos a él, para que él los fortalezca. El Señor todopoderoso es el único Dios y, fuera de él, no hay otro salvador.]
25 Ella hace desbordar la Sabiduría como el Pisón y como el Tigris en los días de los primero frutos;
26 inunda de inteligencia como el Eufrates y como el Jordán en los tiempos de la cosecha;
27 prodiga la instrucción como el Nilo, como el Guijón en los días de la vendimia.
28 El primero no terminó de conocerla y el último ni siquiera la vislumbra.
29 Porque su pensamiento es más vasto que el océano y su designio, más profundo que el gran Abismo.
30 En cuanto a mí, como un canal que brota de un río, como una acequia, salí a un jardín
31 y dije: «Regaré mi huerta y empaparé mis canteros». ¡De pronto, mi canal se convirtió en un río, y mi río se transformó en un mar!
32 Aún haré brillar la instrucción como la aurora e irradiaré su luz lo más lejos posible;
33 aún derramaré la enseñanza como una profecía y la dejaré para las generaciones futuras.
34 Porque yo no he trabajado sólo para mí, sino para todos los que buscan la sabiduría.