ORACIÓN III
Gloriosísimos padres de María Santísima, felicísimos abuelos de Jesús, modelos perfectísimos de casados, y dulces abogados míos, yo me alegro con vosotros de aquel gozo y consuelo que tuvisteis cuando, después de una larga esterilidad y de fervorosas oraciones, os avisó el Ángel que tendrías tan santa Hija. ¡Oh, quién supiera imitar vuestras heroicas virtudes! ¡Quién fuera, como vosotros, frecuente en la oración, compasivo con los pobres, amante de la soledad, sufrido en los trabajos y callado en los improperios! A lo menos por las gracias con que os previno el cielo para tan eminente dignidad, alcanzadme que, haciendo siempre la voluntad divina, y venciendo mis pasiones logre la dicha de gozar de vuestra amable compañía en la gloria. Os lo pido por el amor de vuestra benditísima Hija, y por los méritos de vuestro santísimo Nieto Jesús. Amén.