Mensaje del 5 de abril de 1996 en Capoliveri (Livomo)
Viernes Santo
Sus llagas.
«Subid hoy al Calvario Conmigo, hijos predilectos, para ayudar y consolar a mi Hijo Jesús, condenado al patíbulo de la Cruz. Conducida de la mano de Juan que me sostiene como un hijo, encuentro a Jesús mientras sube con gran fatiga hacia la cima del Gólgota. En este instante mi Corazón es atravesado por la espada de un inmenso sufrimiento, al cual no sucumbo, porque como Madre debo dar la última ayuda a mi Hijo Jesús. Jesús por causa de la flagelación padecida ha quedado reducido todo El a una llaga. Los terribles flagelos romanos han abierto en su Cuerpo heridas profundas, de las cuales brota sangre con fuerza que lo recubre enteramente. Las espinas de su corona han abierto heridas por todas partes de su cabeza de las cuales brotan regueros de sangre que descienden y recubren todo su rostro. Sobre el Gólgota sus manos y sus pies son traspasados por los clavos y el impacto de la Cruz sobre el terreno causa a Jesús indecibles dolores y hace brotar sangre con fuerza y sin parar de sus heridas desgarradas. Mirad todos hoy a Aquél que han traspasado. Contemplad hoy a mi Hijo Jesús, reducido en estos momentos a una sola llaga de sangre. -Sus llagas, abiertas y sangrantes, son el signo de su amor por vosotros. Son el precio de vuestro rescate. Son las flores de una nueva primavera de vida. Son el don precioso de la Misericordia divina, que trae a todos vosotros la alegría pascual de la redención y de la salvación. -Sus llagas,hijos predilectos, recubridlas de amor y de besos, junto Conmigo, Madre dolorosa de la Pasión y Madre desolada de la Crucifixión. Acercaos con amor filial y depositad el beso de vuestra inmensa gratitud sobre cada herida suya. Sobre las heridas de la cabeza abiertas por las espinas de su corona; sobre cada herida de su carne inmaculada producida por la flagelación; sobre las llagas de las manos y de los pies inferidas por los clavos, que lo han clavado al patíbulo. Sea depositado sobre cada llaga el homenaje de vuestro beso de amor que repare por lo menos en parte el gesto de quien lo ha traicionado, ha renegado de El, lo ha abandonado, lo ha ultrajado, lo ha crucificado. -Sus llagas son para vosotros refugio seguro en el cual guareceros de la tempestad del pecado y del mal. Dentro de sus llagas encontráis vuestra morada segura, la nueva casa que el Padre Celestial ha construido para vosotros. La nueva casa de la comunión con Dios y de la salvación, la nueva casa de la pureza y de la santidad, la nueva casa del amor y de la oración, la nueva casa de la confianza y de la esperanza. Escondeos dentro de sus llagas del mundo y de sus seducciones, del Maligno y de sus tentaciones, para vivir en dulce intimidad de vida con vuestro Divino hermano Jesús, que hoy es inmolado por vosotros. -Sus llagas se convierten en fuente de agua viva, que mana para la vida eterna. Lavaos en la fuente de la Gracia y de la Misericordia divina que brota de las llagas abiertas y sangrantes de mi Hijo Jesús, alzado hoy y muerto por vosotros en la Cruz. Así sois lavados de toda mancha, liberados de toda esclavitud, redimidos de todo pecado, sustraídos al dominio de Satanás, llevados a la plena comunión con el Padre Celestial, abiertos al amor y a la bondad, iluminados por la gracia y por la pureza, renovados en la fuente de la Misericordia divina. Hijos predilectos, acercaos hoy todos a Jesús crucificado y Conmigo, vuestra Madre dolorosa besad con amor y gratitud sus llagas; escondeos dentro del seguro refugio de sus llagas; lavaos en la fuente de agua viva, que brota ya para siempre de las llagas abiertas y sangrantes de mi Hijo Jesús. Y con toda la Iglesia militante, purgante y triunfante, de la tierra, del Purgatorio y del Paraíso suba a Jesús nuestro acto de profunda adoración y de inmenso agradecimiento: «Te adoramos oh Cristo y te bendecimos porque por tu Santa Cruz has redimido al mundo y por tus santas llagas hemos sido curados.»