Mensaje del 22 de febrero de 1996 en Cuzco (Perú)
Fiesta de la Cátedra de San Pedro
Las potencias del Infierno no prevalecerán.
«Mi pequeño hijo, qué fatigoso es este viaje, que te pido que hagas a trece naciones y a cincuenta y dos grandes ciudades, para hacer maravillosos Cenáculos con los Sacerdotes y con los fieles de mi Movimiento. Hoy te encuentras aquí, en esta ciudad situada casi a cuatro mil metros de altura, en medio de la gran cadena de los Andes Peruanos. Con un gran Cenáculo en el estadio celebráis la fiesta de la Cátedra de San Pedro. Jesús instituyó su Iglesia sobre la roca segura del Apóstol Pedro. Jesús dió a Pedro la misión de ser fundamento de la Iglesia y de custodiar toda su verdad. Jesús rogó por Pedro para que su fe se mantuviese íntegra a lo largo de toda la historia humana. A Pedro le dio la segura garantía de su victoria: Las potencias del Infierno no prevalecerán. -Las potencias del Infierno no prevalecerán, la misión confiada a Pedro es transmitida a sus sucesores. Así el Papa es hoy el fundamento sobre el cual se sostiene la Iglesia, centro al cual converge su caridad y seguridad de mantener siempre íntegro el depósito de la fe. -Las potencias del Infierno no prevalecerán, a pesar de que Satanás se haya desencadenado, sembrando divisiones y cismas, heridas profundas que han fracturado la unidad de la Iglesia, Cuerpo Místico de mi Hijo Jesús. El conjunto de las diversas confesiones cristianas, que a través de los siglos se han separado de la Iglesia Católica, representan una victoria del Adversario contra la unidad de la Iglesia, unidad querida y ardientemente pedida por Cristo al Padre. Ahora se busca reparar todos estos errores, caminando por la vía de la reconciliación y del ecumenismo. Pero la reunión de todas las confesiones cristianas en la Iglesia de Cristo acontecerá con el triunfo de mi Corazón Inmaculado en el mundo. -Las potencias del Infierno no prevalecerán, a pesar de que mi Adversario se haya desencadenado para llevaros a la ruptura de la caridad. Por esto ataca fuertemente al Papa, que preside toda la caridad de la Iglesia. Y así la división ha entrado en su mismo edificio. Sobre todo en la división que con frecuencia enfrenta Obispo contra Obispo, Sacerdote contra Sacerdote, fiel contra fiel, Satanás ha conseguido construir su triunfo. Pero las potencias del Infierno no prevalecerán, porque, después del doloroso período de la purificación y de la gran tribulación, la Iglesia resplandecerá con toda la luz de su caridad, unidad y santidad. Y este será uno de los mayores beneficios que mi amor materno traerá a la Iglesia. -Las potencias del Infierno no prevalecerán, a pesar de que ahora se ha llegado a contestar al Papa, a oponerse a El abiertamente y a rechazar su Magisterio. Así se difunden los errores, que alejan a muchos de la verdadera fe y se propagan las sectas que atraen a ellas a tantos hijos de la Iglesia. Nunca como ahora en América Latina la gran difusión de las sectas representa una victoria de las potencias del Infierno, que parece que llevan la delantera. Pero hoy llamo a todos mis hijos a prestar la mayor fidelidad a la Iglesia Católica; les comunico el amor por la Iglesia, el celo por la unidad, la pasión por la santidad, la fuerza para la evangelización. Y así, a través de aquellos que se consagran a mi Corazón Inmaculado hago vano todo el esfuerzo que realiza Satanás, para sustraer tantos hijos míos a la única Iglesia instituida por mi Hijo Jesús. Y por medio de mi extraordinaria y materna intervención, una vez más, las potencias del infierno no prevalecerán. La potencia de Cristo se revelará, cuando traerá a la Iglesia su reino de gloria, y entonces todas las potencias del infierno serán aprisionadas, de modo que ya no puedan dañar más al mundo. Entonces la Santa Iglesia de Dios podrá irradiar sobre todas las naciones de la tierra el mayor esplendor de su verdad y de su santidad».