Mensaje del 13 de abril de 1995 en Capoliveri (Livomo)
Jueves Santo
He deseado ardientemente.
«Hijos predilectos, vivid en el Getsemaní de mi Corazón Inmaculado este día del Jueves Santo. Es vuestra Pascua. Es el día que recuerda la institución del nuevo Sacrificio y del nuevo Sacerdocio. Vosotros estábais presentes en el designio de amor del Corazón de Jesús, que estaba a punto de abrirse a su mayor ofrenda. “He deseado ardientemente comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer.” (Lc.22,15). He deseado ardientemente. Toda la vida de Jesús estuvo orientada a este supremo e inefable momento. Desde la encamación en mi seno virginal hasta su nacimiento, desde la infancia insidiada hasta su adolescencia, desde la juventud transcurrida en la pobre casa de Nazaret hasta su vida pública, cada día Jesús estaba siempre orientado a este momento. He deseado ardientemente. Cuando Jesús estaba oprimido por el cansancio y la fatiga; cuando era insidiado por los fariseos y rechazado por los grandes, cuando recorría los caminos de Galilea y Judea para anunciar la buena nueva y curaba a los enfermos, perdonaba a los pecadores, liberaba a los posesos, era atendido por los pobres, consolado por los pequeños, Jesús siempre deseaba llegar al cumplimiento de esta su Pascua. «He deseado ardientemente comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer». (Luc.22,15) Es la Pascua del amor. En este día Jesús entrega su Cuerpo como comida y su Sangre como bebida a aquellos que son redimidos y salvados por Él. No hay un amor más grande que el de aquél que da la vida por los que ama. En este su don se establece la nueva y eterna Alianza entre Dios y la humanidad y es instituido el rito de la nueva Pascua en el verdadero Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Hijos predilectos, acoged con reconocimiento este gran don de amor de Jesús, que os ha asociado íntimamente a su sumo y eterno Sacerdocio. Es la Pascua del dolor. El amor se prueba con el dolor. Entonces a este su extremo don de amor responde Judas con la traición, Pedro con la negación, los demás Apóstoles con el abandono, los siervos del sumo sacerdote con los ultrajes y las bofetadas. He deseado ardientemente. El corazón de Jesús se abrasa ahora ya para siempre de este su ardiente deseo. El Amor misericordioso brota, con la sangre y con el agua, de la herida de su costado traspasado. Y desciende como celeste rociada para lavar toda mancha, para cancelar todo pecado, para sanar toda enfermedad, para cerrar toda herida, para socorrer a todos los heridos, para levantar a todos los caídos, para liberar a todos los presos, para salvar al que está perdido. En estos vuestros últimos tiempos, ha llegado la hora por Jesús tan deseada. Porque su Amor Misericordioso está preparando su mayor triunfo. Por esto hoy os invito a entrar a todos en el Getsemaní de mi Corazón Inmaculado. Así seréis formados por Mí, Madre de la Misericordia, para ser los instrumentos preciosos del triunfo del Amor misericordioso de Jesús sobre esta pobre humanidad, que tiene extrema necesidad de ser salvada. Entonces hoy, también vosotros, desearéis ardientemente comer esta Pascua, antes de vuestro padecer».