Mensaje del 12 de octubre de 1995 en Jaurú (Mato Grosso-Brasil)
Fiesta de Nuestra Señora de Aparecida, Pairona del Brasil
Yo soy glorificada.
Mi pequeño hijo, te encuentras otra vez en este lugar, en el cual soy tan amada y venerada, para celebrar un Cenáculo maravilloso con millares de niños y jóvenes, venidos incluso de las comunidades más lejanas. Has hecho tres días de Ejercicios Espirituales, bajo forma de un continuo Cenáculo, con aquellos fieles que son los apóstoles de mi Movimiento en todo Brasil. Hoy celebráis, con alegría y solemnidad, la fiesta de vuestra Madre Celeste como patrona de esta gran Nación. Observa como aquí, Yo soy glorificada en todas partes. —Yo soy glorificada por la respuesta que por doquier recibo de muchos hijos míos, que han acogido mi petición de consagrase a mi Corazón Inmaculado. Ahora ellos viven dentro de mi Corazón y son bálsamo suave que se deposita sobre cada herida de mi gran dolor. Observa como me aman y me glorifican. Son los más pequeños, los más pobres, los más sencillos, aquellos que el mundo ignora y desprecia. ¡Oh! Traémelos en número cada vez mayor a estos mis pequeños niños, porque ellos son para Mí el tesoro más grande y más precioso. -Yo soy glorificada por la fuerte intensidad de oración que me es ofrecida, en estos tiempos de aridez y de gran disipación. Observa como por doquier se han difundido los Cenáculos, sobre todo entre los niños, los jóvenes y entre las familias. Cuantas familias se han salvado de la división o, después de años de separación se han vuelto a unir, a causa de la gran difusión de los Cenáculos familiares. Ellos son el medio poderoso que mi Corazón Inmaculado os da, para defender a la familia cristiana de los peligros que la amenazan, como la infidelidad, las divisiones, separaciones, el recurso a los medios para impedir la vida y estos malditos abortos, que son permitidos por las leyes civiles; pero que claman venganza ante la presencia de Dios. -Yo soy glorificada porque, mientras se propagan cada vez más la negligencia y el descuido, la indiferencia y la tibieza hacia mi hijo Jesús realmente presente en la Eucaristía, aquí Jesús Eucarístico recibe un perenne homenaje de amor, de adoración, de agradecimiento y de reparación. Jesús Eucarístico es solemnemente expuesto sobre el altar, durante todo el día, y mis pequeños hijos se postran en acto de amorosa adoración ante el trono sobre el cual reina la Víctima ofrecida para vuestra salvación. ¡Cómo palpita de alegría, de gozo, de consuelo y de reconocimiento el Corazón de Jesús en este lugar! -Yo soy glorificada, porque en esta Nación mi Movimiento Sacerdotal Mariano se ha difundido por doquier como en ninguna otra parte del mundo. Bendigo a todos estos hijos míos, que han venido incluso de los lugares más alejados, para participar en los tres días de continuo Cenáculo.En ellos Yo soy Glorificada. Os repito también hoy que Brasil me pertenece, es propiedad Mía. Yo soy Madre y Reina del Brasil y quiero traer a esta gran Nación, donde soy tan amada, invocada y glorificada, el don de la salvación y de la paz. Así cuanto aquí sucede se convierte para vosotros en un signo que os indica como, en el silencio y en el escondimiento, cada día realizo el triunfo de mi Corazón Inmaculado en el mayor triunfo de la Divina Misericordia en el mundo. Este será pronto totalmente renovado por la potente y extraordinaria intervención de Aquélla que vosotros invocáis como vuestra Reina y Madre de la Misericordia».