Mensaje del 15 de Agosto de 1994 en Rubbio (Italia)
Asunción de María Santísima al Cielo
La fiesta de la alegría.
«Hijos predilectos, contempladme hoy a la luz de mi Cuerpo glorioso, elevado a la gloria del Paraíso. La Santísima y Divina Trinidad refleja en Mí el esplendor de su poder y de su mayor gloria. Exultan de gozo todos los Espíritus Celestiales, que celebran con himnos de alabanza y se postran en acto de profunda veneración hacia Aquella que ha sido constituida su Reina. Experimentan un aumento de felicidad los ejércitos de los Santos, viéndome junto a mi Hijo con mi Cuerpo glorioso, circundado de esplendor y belleza, al pensar que un día también su cuerpo, ahora disuelto, seguirá en la gloria el luminoso destino, reservado por ahora sólo a vuestra Madre Celestial. Un consuelo especial desciende sobre las almas que sufren en el Purgatorio, en la oración y en el sufrimiento, porque en la visión de mi Cuerpo glorioso, se hace más fuerte su purificación y más ardiente el deseo de reunirse Conmigo en la gloria del Paraíso. Es consolación y esperanza segura para toda la Iglesia, todavía peregrina en el desierto de este mundo, cargada de sufrimientos y de heridas y que hoy me contempla, me reza y ardientemente me invoca, para que mi presencia materna les ayude a caminar con confianza hacia la Patria Celeste. Pero sobre todo os da una gran alegría a vosotros, mis amadísimos hijos, que estáis viviendo los últimos tiempos de la purificación y de la gran tribulación. El mundo se ha convertido en un gran desierto de amor y de vida; la impureza se difunde por doquier a través de todos los medios de comunicación y, con su maléfico influjo, lleva a la corrupción y a la depravación de las costumbres; vuestro cuerpo, templo del Espíritu, es ofendido y profanado; el pecado,os reduce a una nueva y mayor esclavitud. Vuestra Madre Celestial os toma de la mano y os lleva por sendas luminosas, bellas, puras, santas, que os conducen al Paraíso. Hoy es la fiesta de mi Asunción al cielo en cuerpo y alma. Hoy es la fiesta de la luz y de la gracia, de la belleza y de la pureza, del amor y de la vida. Hoy es la fiesta de la alegría. Gozan los Ángeles y los Santos del cielo. Gozan todas las almas que se purifican en el Purgatorio. Goza la Iglesia terrena, que Me contempla como signo de consolación y de segura esperanza. Gozan mis pobres hijos pecadores, enfermos, heridos, descarriados y desesperados. Hoy es la fiesta de vuestra alegría. Gozad sobre todo vosotros, mis hijos, que estáis expuestos a los mayores sufrimientos de estos últimos tiempos, y abrid vuestros corazones a la esperanza. La Mujer vestida del Sol está a punto de obtener su mayor victoria, con el triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo.»