Mensaje del 8 de Diciembre 1993 en Perth (Australia)
Fiesta de la Inmaculada Concepción
Los años de mi triunfo.
«Hoy concluyes aquí un largo viaje que, en dos meses, has hecho a muchas Naciones de Asia y de Oceanía. Has podido hacer setenta y tres Cenáculos en los que han participado Obispos, Sacerdotes y fieles de mi Movimiento. Has visto, pequeño hijo mío tan amado y protegido por Mí, las grandes maravillas de mi Corazón Inmaculado en todas partes de este vasto Continente. Estos son los años en los que me estoy formando la nueva Iglesia y la nueva humanidad en el jardín celeste de mi Corazón Inmaculado. Éstos son los años de mi triunfo. — Satanás ha engañado a toda esta pobre humanidad, llevándola tan lejos de Dios y construyendo para ella los ídolos de su perversión: el placer, el dinero, el orgullo, el egoísmo, la diversión y la impureza. Por esto la humanidad está hoy tan amenazada por la violencia, por el odio, por la rebelión y por la guerra. En estos años veréis el gran castigo, con que la Justicia de Dios purificará este mundo, que se ha vuelto mil veces peor que en el tiempo del Diluvio y tan poseído por los Espíritus del mal. Por esto yo recojo de todas partes de la tierra a mis niñitos y los encierro en el refugio seguro de mi Corazón Inmaculado para que estén defendidos por mí y salvados en el momento de la gran prueba que ya ha llegado para todos. Así, en los mismos años en los que triunfa Satanás, construyendo a la humanidad por la senda de su propia destrucción, triunfa también mi Corazón de Madre que lleva a sus pequeños hijos por la senda de la salvación y de la paz. —Satanás ha entrado también en el interior de la iglesia y ha conseguido oscurecer su esplendor. Con la tiniebla del pecado ha oscurecido el esplendor de su santidad; con la plaga de la división ha atentado contra la fuerza de su unidad; con la difusión de los errores la ha herido en el anuncio de la Verdad. i Pobre hija mía tan enferma! Entonces Yo llamo ahora de todas partes a mis hijitos a consagrarse a mi Corazón Inmaculado, a confiarse a Mí como niños. Y así, en el jardín de mi Corazón Inmaculado, todos los días me formo la nueva iglesia, santa, unida, fiel anunciadora del Evangelio, que ofrece su perfecto testimonio a Jesús. Estos son los años en los que Satanás domina como vencedor seguro; éstos son por tanto también los años de mi triunfo. Mi luz se hará tanto más fuerte, cuanto más entréis en los momentos decisivos de la batalla. Al final la victoria será de vuestra Madre Inmaculada que, con su pie virginal aplastará la cabeza de la serpiente y, con sus manos, atará al gran dragón para que se vuelva así impotente y no pueda ya dañar en el mundo. La humanidad y la Iglesia conocerán aquella nueva era, que ahora esperáis en la confianza y en la oración, en el sufrimiento y en la esperanza. Por esto, como aurora que surge, veréis desde hoy mi luz hacerse cada vez más fuerte, hasta envolver toda la tierra, preparada ya para abrirse a su nuevo día, que comenzará con el triunfo de mi Corazón Inmaculado en el mundo.»