Mensaje del 21 de Noviembre 1993 en Sidney (Australia)
Solemnidad de Jesucristo Rey del universo
El Reino Glorioso de Cristo.
«Hijos predilectos, hoy celebráis la solemnidad de Jesucristo Rey del universo, con un gran Cenáculo en el que participan sacerdotes y fieles de mi Movimiento, venidos también de otras ciudades de esta gran Nación. Vuestra Madre Celestial quiere encerraros a todos en el seguro refugio de su Corazón Inmaculado, para protegeros en el tiempo de la gran prueba y prepararos a recibir a Jesús, que está a punto de retornar para instaurar entre vosotros su Reino glorioso. — El Reino Glorioso de Cristo se establecerá sobre todo en los corazones y en las almas. Ésta es la parte más preciosa de la divina Realeza de Jesús. En efecto, por esto se ha hecho hombre el Verbo, y ha venido a habitar entre nosotros. Por esto se hizo el Hijo obediente al Padre hasta la muerte y muerte de Cruz. Con la Redención, obrada por Jesús sobre el Calvario, habéis sido sustraídos al dominio de Satanás, liberados del pecado, que es el yugo de su esclavitud, habéis llegado a ser hijos de Dios, porque os ha comunicado su Amor y su misma Vida. Los corazones renovados por el Amor, las almas santificadas por la Gracia, forman por esto la parte más preciosa de la divina Realeza de Jesús. — El Reino Glorioso de Cristo coincidirá con un general florecimiento de santidad y de pureza, de amor y de justicia, de alegría y de paz. Porque los corazones de los hombres serán transformados por la fuerza potente del Espíritu Santo que se derramará sobre ellos con el prodigio de su segundo Pentecostés. Y las almas serán iluminadas por la presencia de la Santísima Trinidad, que producirá en ellas un extraordinario desarrollo de todas las virtudes. — El Reino Glorioso de Cristo se reflejará también en una nueva forma de vida de todos. Porque seréis llevados a vivir sólo para la gloria de Dios. Y el Señor será glorificado cuando sea perfectamente cumplida, por cada uno de vosotros, su divina Voluntad. El Reino glorioso de Cristo coincidirá por tanto, con el perfecto cumplimiento de la Voluntad de Dios por parte de todas sus criaturas, de modo que también sobre esta tierra suceda como en el cielo. Pero esto no es posible, si antes no es derrotado Satanás, el seductor, el espíritu de mentira que siempre ha intervenido en la historia de los hombres, para conducirlos a la rebelión hacia el Señor y a la desobediencia de su Ley. —El Reino Glorioso de Cristo se establecerá después de la completa derrota de Satanás y de todos los Espíritus del mal y con la destrucción de su diabólico poder. Así será atado y arrojado en el infierno y será cerrada la puerta del abismo para que no pueda ya salir a dañar en el mundo. En el mundo reinará Cristo. — El Reino Glorioso de Cristo coincidirá con el triunfo del Reino Eucarístico de Jesús. Porque en un mundo purificado y santificado, completamente renovado por el Amor, Jesús se manifestará sobre todo en el misterio de su presencia eucarística. La Eucaristía liberará toda su divina potencia y será el nuevo sol, que reflejará sus rayos luminosos en los corazones y en las almas y después en la vida de cada uno, en las familias y en los pueblos, formando de todos un único redil, dócil y manso, del que Jesús será el único Pastor. Hacia estos nuevos cielos y esta nueva tierra os conduce vuestra Madre Celestial que hoy os reúne de todas partes del mundo para prepararos a recibir al Señor que viene.»