Mensaje del 13 de Mayo de 1993 en Santuario de Caravaggio
Aniversario de la primera aparición en Fátima
Los años sangrientos de la batalla
«En este venerado Santuario, con una jomada completa de Cenáculos, vosotros Sacerdotes y fieles de mi movimiento de la región de Lombardia, hoy recordáis el aniversario de mi primera aparición, sucedida en Fátima, en la pobre Cova de Ida. Estáis todavía en el tiempo de esta mi última aparición. Estáis sobre todo en el corazón de este mi mensaje. La lucha entre la Mujer vestida del Sol y el Dragón rojo, en estos años, ha alcanzado su vértice más alto. Satanás ha instaurado su reino en el mundo. Ahora os domina como vencedor seguro. Las potencias que ordenan y disponen los sucesos humanos según sus perversos designios, son aquellas tenebrosas y diabólicas del mal. Han conseguido llevar a la humanidad entera a vivir sin Dios; por todas partes han difundido el error del ateísmo teórico y práctico, han construido nuevos ídolos, frente a los cuales la humanidad se postra en adoración: el placer, el dinero, el orgullo, la impureza, la prepotencia y la impiedad. Así, en estos vuestros años, la violencia se ha difundido cada vez más; el egoísmo ha vuelto duros e insensibles los corazones de los hombres; el odio se ha propagado como un fuego abrasador; las guerras se han multiplicado en todas partes del mundo y vivís ya, dentro del peligro de una nueva, terrible guerra mundial que llevará a la destrucción de pueblos y naciones y de la cual nadie saldrá vencedor. Satanás ha conseguido entrar en la Iglesia, nuevo Israel de Dios. Ha penetrado en ella con el humo del error y del pecado, de la pérdida de la fe y de la apostasía, del compromiso con el mundo y de la búsqueda de los placeres. En estos años ha conseguido seducir a Obispos y Sacerdotes, Religiosos y fieles. Las fuerzas masónicas han entrado en la Iglesia de manera disimulada y oculta, y han establecido su cuartel general en el mismo lugar donde vive y trabaja el Vicario de mi hijo Jesús. Vivís los años sangrientos de la batalla porque la gran prueba ya ha llegado para todos. Se está realizando cuanto está contenido en la tercera parte de mi mensaje, que aún no os ha sido revelado, pero que ya se ha vuelto patente por los mismos sucesos que estáis viviendo. Para prepararos a ellos, Yo he hecho surgir, en todas partes del mundo, mi obra del Movimiento Sacerdotal Mariano. Y así he elegido a este mi más pequeño y pobre niño y lo he llevado por doquier, como instrumento de mi materno designio de salvación y de misericordia. Por medio de él Yo os he llamado de todas partes del mundo a consagraros a mi Corazón Inmaculado; y a entrar todos en el seguro refugio que la Madre Celestial ha preparado para vosotros; para multiplicar los Cenáculos de oración como pararrayos que os protejan del fuego del castigo. Cuántos de vosotros me han respondido con amor filial y gran generosidad. Mi designio ya está para realizarse y el encargo que yo he confiado a este mi pequeño hijo, está para cumplirse. Por esto hoy, os contemplo con la particular complacencia de una Madre que es consolada por vosotros y glorificada. Os invito a vivir sin temor, sino con una gran confianza y esperanza estos años sangrientos de la batalla. Del cáliz de sufrimientos, jamás experimentados hasta ahora, saldrá el sol divino de una nueva era, jamás conocida por la humanidad, de gracia y de santidad, de amor y de justicia, de alegría y de paz.»