Mensaje del 12 de Noviembre 1993 en Suva (Islas Fidji)
En el corazón de los pequeños.
«Te encuentras aquí hoy, mi niñito, en esta gran isla del Pacífico, para hacer Cenáculos con mis predilectos y con fieles, venidos también de las islas más lejanas. También aquí ha llegado mi voz; también aquí Yo he recibido una respuesta generosa. Ves cómo los que me responden, son sobre todo los más pequeños, los más sencillos, los más pobres. Ves como saben ellos comprender mi voz, escuchar mi Palabra, obedecer mis peticiones, orar con perseverancia, consagrarse a mi Corazón Inmaculado con alegría. — En el corazón de los pequeños, Yo experimento mi gran consolación. Cuántos entre los grandes, también entre mis hijos predilectos, rechazan mi invitación y cierran las puertas de su corazón a mi presencia materna. Este persistente rechazo es causa para mí de profundo dolor. Pero me consuela recibir una respuesta tan generosa de los pequeños, porque son ellos el bálsamo que el Padre Celestial me regala y que se vierte sobre toda nueva herida que se abre en mi corazón de Madre. — En el corazón de los pequeños Yo encuentro mi alegría más grande. En ellos reflejo mi Luz y veo reproducido mi designio. Porque soy pequeña, Yo he complacido al Altísimo. Sólo en el corazón de los pequeños, el Padre se complace, el Hijo es glorificado y el Espíritu Santo encuentra su morada habitual. Así, por medio de ellos, el Corazón Inmaculado de vuestra Madre Celestial puede repetir su eterno Magnificat; su cántico de adoración y de alabanza a la divina y santísima Trinidad. — En el corazón de los pequeños Yo coloco mis delicias porque puedo cumplir plenamente mi función de Madre. Así puedo alimentarles, vestirles, formarles, conducirles dulcemente por la senda de la pureza del amor y de la santidad. — En el corazón de los pequeños mi Corazón Inmaculado obtiene ya su triunfo. Por medio de ellos puedo Yo realizar mi gran Obra de amor y de misericordia, para la salvación del mundo y la mayor renovación de toda la Iglesia. — En el corazón de los pequeños encuentra tú también tu descanso. En un viaje tan pesado, entre fatigas tan grandes que parecen humanamente imposibles, reposa en el Corazón de tu Madre Celestial y alégrate de la respuesta que por doquier recibes de mis más pequeños niños.»