Mensaje del 19 de abril de 1992 Rubbio (Italia)
Pascua de Resurrección
La victoria que vence al mundo.
«No temáis, hijos predilectos. Mirad a Jesús que con la potencia de su divinidad, resucita de la muerte y, con su cuerpo glorioso más resplandeciente que el sol, sale victorioso del sepulcro. Cristo resucitado y vivo entre vosotros es la razón de vuestro gozo, de vuestra confianza, de vuestra esperanza, en estos últimos tiempos. Satanás es vencido y, desde este momento todo su poder le es arrebatado por Cristo, que ha aceptado morir para ser El mismo medicina, que os cura de toda enfermedad de pecado y de la muerte. Que vuestro corazón, en este día, exulte y se colme del mismo gozo, que Yo experimenté, cuando vi a mi Hijo Jesús, en el esplendor de su Divinidad, inclinarse sobre Mí para poner fin a mi materno dolor. Proclamad a todos, este extraordinario acontecimiento, para que podáis vivir, en estos dolorosos tiempos de la purificación, la virtud de la fe y de la esperanza. Anunciad su muerte; proclamad su resurrección, especialmente, hoy en día, en que es fácilmente negada e incluso en la Iglesia, en la que, muchos de mis pobres hijos hablan de la resurrección de Jesús como un hecho de fe, no como un hecho histórico verdaderamente acontecido. La resurrección de Cristo es el hecho más histórico, cierto y probado de todos los acontecimientos que han acontecido. Como vuestra Madre os amonesto para que estéis atentos y vigilantes porque mi Adversario os seduce en la mente, con fraudulentos y peligrosos errores, para haceros perder la fe y llevaros a la apostasía. Predicad a todos con valentía que Cristo, el Hijo de Dios, muerto y resucitado, ascendido al cielo, ahora está sentado a la derecha del Padre. Esta es la victoria que vence al mundo: Vuestra fe. Cristo resucitado lleva ahora a perfecto cumplimiento, el Querer del Padre, con su segunda venida en gloria, para instaurar su Reino en el que se cumpla por todos en la tierra su Divina Voluntad.»