Mensaje del 15 de septiembre de 1991 en Budapest (Hungría)
Fiesta de la Virgen Dolorosa
Grande es mi dolor.
«Hoy te encuentras aquí para celebrar dos grandes Cenáculos con los Sacerdotes y los fieles de mi Movimiento en Hungría. Ves las heridas profundas dejadas por tantos años de dura opresión comunista. Pero con gozo puedes contemplar los nuevos retoños que han brotado de tanto sufrimiento y hoy los recoges en el jardín celestial de mi Corazón Inmaculado. Da a todos el bálsamo de mi ternura maternal. Haz sentir qué grande es mi amor de Madre hacia ellos. Intervine personalmente aquí para llevar a estos hijos míos al camino de su liberación de una gran esclavitud. Pero mi dolor es grande al ver que la humanidad entera es todavía esclava del materialismo, del ateísmo práctico, del hedonismo, de la rebelión, del odio y de la impureza. Mi dolor es grande porque mis llamadas maternales y angustiadas a la conversión y al regreso al Señor, no son escuchadas ni seguidas. Por eso me dirijo una vez más a vosotros, mis hijos predilectos consagrados a Mí y os pido que ofrezcáis al Señor vuestra vida de oración y de sufrimiento, en espíritu de amor y de reparación, para la salvación de esta pobre humanidad, que corre por el camino de su propia destrucción. Así por medio de vosotros, puedo seguir mi obra maternal de misericordia, que he iniciado en estos países, pero que aún debo llevar hacia la realización plena en todas las partes del mundo, para que triunfe mi Corazón Inmaculado.»