Mensaje del Brasil 2 de febrero de 1990 en Jauru (Mato Grosso)
Presentación del Niño Jesús en el Templo
Solamente en el corazón de los pequeños.
«Mira todos estos hijos míos: son sencillos, son pequeños, son muy probados por el sufrimiento y por la pobreza. Sin embargo, mira con qué generosidad han respondido a mi petición de consagración y de oración. — Esta respuesta me ha sido dada por los niños, quienes me aman y me rodean con ternura filial, se reúnen en Cenáculos de oración, hecha Conmigo, y juntos renuevan su acto de consagración a mi Corazón Inmaculado. La respuesta generosa por parte de los niños da mucha alegría a mi Corazón Inmaculado y forma una gran fuerza de intercesión y de reparación ante el Corazón Eucarístico de Jesús.Pido que se multipliquen en todas partes del mundo, los Cenáculos de los niños, porque los estoy llamando a una cruzada de oración y de consagración para la salvación del mundo. —Esta respuesta me ha sido dada por los jóvenes, quienes en gran número, han acogido en su vida el compromiso de la consagración a mi Corazón Inmaculado y tratan de vivirla esforzándose en huir del pecado, en conservar la gracia santificante, y en ejercitar las virtudes cristianas, especialmente la pureza. Ellos se reúnen en los Cenáculos para orar Conmigo y para meditar mis palabras, que los llevan dulcemente a vivir el Evangelio de Jesús. El número de los jóvenes que siguen el camino trazado por vuestra Madre Celeste irá aumentando cada día más. —Esta respuesta me ha sido dada por las familias, que se consagran a mi Corazón y se reúnen en los Cenáculos familiares queridos por Mí y que os he pedido muchas veces. De este modo las familias que se consagran a Mí, resisten a la grave enfermedad de la división y del divorcio y son preservadas del contagio del cáncer terrible del aborto y del uso de todos los medios para impedir la vida. Por eso, en ninguna otra parte como aquí, ves a tantos niños que son recibidos como el don más bello y precioso, concedido por el Señor a las familias que se mantienen fieles. — Esta respuesta me ha sido dada por la Parroquia, en todos los que la componen: el Pastor y la grey que le ha sido confiada. La comunidad parroquial se ha consagrado a mi Corazón Inmaculado y cada día se reúne en el Cenáculo de oración Conmigo, rezando el Santo Rosario y postrándose en adoración ante Jesús Eucarístico expuesto solemnemente sobre el altar. 805Jesús puede así derramar en las almas su gran fuerza de amor y, en este lugar pobre y aislado, realiza ya el triunfo de su amor misericordioso, en el adviento de su Reino Eucarístico entre vosotros. Hoy, mientras vosotros me veneráis en el momento en que llevo al Niño Jesús, en mis brazos, al Templo de Jerusalén, os anuncio que mi triunfo ya ha comenzado. Cada día, solamente en el corazón de los pequeños, Yo construyo el triunfo más grande de mi Corazón Inmaculado.»