Mensaje del 8 de diciembre de 1990 en Sao Paulo (Brasil)
Fiesta de la Inmaculada Concepción
Abrid vuestros corazones a la esperanza
«Contempladme hoy en el esplendor de mi Inmaculada Concepción. Dejaos envolver por mi luz de gracia, de santidad y de belleza virginal. Hijos míos predilectos consagrados a Mí, secundad mi designio y entrad todos lo más pronto posible en el Cenáculo espiritual de mi Corazón Inmaculado. —Mi Corazón Inmaculado es el jardín celestial, en el cual quiero reuniros, a fin de ofreceros para gloria perfecta de la Santísima Trinidad, en estos tiempos de la apostasía. —Mi Corazón Inmaculado es el refugio seguro que he preparado para vosotros para que podáis vivir en la serenidad los momentos dolorosos de la gran tribulación. —Mi Corazón Inmaculado es la senda luminosa que os conduce al encuentro gozoso con Jesús, quien está a punto de volver a vosotros en gloria. Entonces secundad mi apremiante petición, que os hago por medio de mi Obra del Movimiento Sacerdotal Mariano y de este pequeño hijo mío, que todavía estoy llevando a todas partes del mundo, para llevar a todos a la consagración a mi Corazón Inmaculado. Participad, de este modo, vosotros en mi designio maternal, que es el de preparar los corazones y las almas para recibir al Señor que viene. —He sido escogida por la Santísima Trinidad para ser la Madre del Verbo quien se ha encamado en mi seno virginal, y así os he dado a mi Hijo Jesús. Su primera venida entre vosotros ocurrió en la pobreza, en la humildad y en el sufrimiento, porque Jesús quiso asumir las limitaciones, la miseria y la debilidad de nuestra naturaleza humana. Entonces mi acción maternal se cumplió en el silencio, en el secreto, en la oración, y en la humildad. —He sido escogida por la Santísima Trinidad para ser la Madre del segundo Adviento, y así mi misión maternal es la de preparar a la Iglesia y a toda la humanidad para recibir a Jesús que regresa a vosotros en gloria. Esta segunda venida suya, ocurrirá en la luz de su Divinidad, porque Jesús regresará a vosotros en las nubes del cielo, en el esplendor de su Realeza y someterá a los pueblos de la tierra; y todos sus enemigos serán aplastados bajo el trono de su dominio universal. Así mi acción maternal, en estos últimos tiempos, se ejercita de manera abierta y cada vez más fuerte, mi luz se hace resplandeciente por todas partes de la tierra. Por eso hoy, Yo me manifiesto por doquier por medio de mis numerosas apariciones y de mis manifestaciones extraordinarias. El Reino de amor que Yo establezco en los corazones y en las almas, es el camino que prepara el Reino glorioso de Cristo. El triunfo de mi Corazón Inmaculado coincidirá con la segunda venida de Jesús en gloria, para renovar todas las cosas. Entonces escuchad todos mi voz y corred detrás de la luz inmaculada de mi belleza virginal, al encuentro con el esplendor Divino de Cristo. Abrid vuestros corazones a la esperanza. La segunda venida de Cristo está cerca. Los signos que Él mismo os ha dado, para prepararos a recibirlo en estos tiempos vuestros, se están realizando todos. Abrid vuestros corazones a la esperanza. Vivid en la paz del corazón y en oración. Vivid en la fe y en el gozo. Vivid en la gracia y en la pureza. Vivid en el amor y en la santidad, porque Jesucristo, nuestro Redentor, nuestro Salvador y nuestro Rey, está a punto de llegar a vosotros en el esplendor de su Cuerpo glorioso.»