Mensaje del 23 de junio de 1990 en Rubbio (Italia)
Fiesta del Corazón Inmaculado de María
Mi Corazón Inmaculado es glorificado.
«Hijos predilectos, hoy la Iglesia celebra la memoria litúrgica de mi Corazón Inmaculado. Esta fiesta es vivida con particular solemnidad por todos los que pertenecen a mi Movimiento Sacerdotal Mariano. Entráis en mis tiempos. Están en curso de desarrollo los acontecimientos misteriosos y fuertes que Yo os he predicho. Por esto, ha llegado el momento en el cual mi Corazón Inmaculado debe ser glorificado ante la Iglesia y la humanidad entera. Vosotros habéis sido escogidos para ser los niños más pequeños totalmente confiados y consagrados a Mí. Vosotros habéis sido formados para preparar y realizar mi triunfo maternal en el glorioso triunfo de mi hijo Jesús. Vosotros estáis llamados a ser los Apóstoles de estos últimos tiempos. Por eso os incumbe a vosotros la tarea de proclamar, en todas partes de la tierra, el amor y la gloria de vuestra Madre Celeste. Por esto mi Corazón Inmaculado es glorificado por vosotros. Mi Corazón Inmaculado es glorificado por vosotros, cuando os dejáis llevar con docilidad por el camino de la pureza, del amor y de la santidad. Mi Corazón Inmaculado es glorificado por vosotros, cuando dais a todos un testimonio cotidiano de fidelidad heroica a Cristo y a su Evangelio, convirtiéndoos hoy en valientes testigos de fe. Mi Corazón Inmaculado es glorificado por vosotros, cuando dais ejemplo de fuerte unidad con el Papa y de obediencia perfecta a su Magisterio. Mi Corazón Inmaculado es glorificado por vosotros, cuando os ponéis totalmente a disposición de las necesidades espirituales de las almas, especialmente con el ejercicio asiduo de vuestro ministerio sacerdotal en el sacramento de la Reconciliación. Mi Corazón Inmaculado es glorificado por vosotros, cuando os convertís en llamas ardientes de amor y de celo hacia Jesús presente en la Eucaristía, lleváis a El todas las almas que os han sido confiadas, multiplicáis las horas solemnes de adoración y de reparación, exponiendo al Santísimo Sacramento sobre el altar, rodeado por luces y flores, como signos indicativos de vuestra piedad. Mi Corazón Inmaculado es glorificado por vosotros, cuando multiplicáis por todas partes los Cenáculos de oración hecha Conmigo, que Yo os he pedido: Entre los Sacerdotes, los fieles, los jóvenes, los niños y en las familias. Así preparáis el tiempo del segundo Pentecostés para la Iglesia y para el mundo entero. Con el segundo Pentecostés el Espíritu Santo dará su testimonio perfecto del Hijo y traerá su glorioso Reino de Amor en la tierra, para que Jesús sea amado, adorado y glorificado por una humanidad completamente renovada. Sólo entonces mi Corazón Inmaculado tendrá su triunfo.»