Mensaje del 13 de mayo de 1990 enFátima (Portugal)
Aniversario de la primera Aparición
Yo bajo del cielo.
«Hace setenta y tres años, bajé del cielo en esta Cueva de Iría, para indicaros el camino que debéis recorrer en este vuestro difícil siglo. Los acontecimientos tan dolorosos, que se han sucedido, se han desarrollado realizando plenamente las palabras de mi profecía. —La humanidad no ha acogido mi invitación maternal de volver al Señor por el camino de la conversión del corazón y de la vida, de la oración y de la penitencia. De este modo ha conocido los años terribles de la segunda guerra mundial, que trajo decenas de millones de muertos, e inmensas destrucciones de pueblos y naciones. —Rusia no me ha sido consagrada por el Papa con todos los Obispos y por eso, no ha tenido la gracia de la conversión y ha difundido sus errores por todas partes del mundo, provocando guerras, violencias, revoluciones sangrientas, persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. —Satanás ha sido el dominador indiscutible en los acontecimientos de este vuestro siglo, llevando a la humanidad entera al rechazo de Dios y de su Ley de Amor, difundiendo en todas partes la división y el odio, la inmoralidad y la maldad y haciendo legitimar en todas partes el divorcio, el aborto, la obscenidad y la homosexualidad, y el uso de todos los medios para impedir la vida. Ahora iniciáis el último decenio de vuestro siglo. Yo bajo del cielo para que os sean revelados los últimos secretos y pueda así prepararos, a cuanto ya debéis vivir para la purificación de la tierra. Mi tercer secreto, que Yo revelé a los tres niños a quienes me aparecí y que hasta ahora no os ha sido revelado, será manifestado a todos por el mismo desarrollo de los acontecimientos. La Iglesia conocerá la hora de su mayor apostasía, el hombre de iniquidad se introducirá en el interior de ella y se sentará en el mismo Templo de Dios, mientras el pequeño resto que permanecerá fiel será sometido a las mayores pruebas y persecuciones. La humanidad vivirá el momento de su gran castigo, será de este modo preparada para recibir al Señor Jesús, que volverá a vosotros en gloria. Por eso, sobre todo hoy, Yo desciendo todavía del cielo, con mis numerosas apariciones, con los mensajes que os doy, con esta Obra extraordinaria de mi Movimiento Sacerdotal Mariano; para disponeros a vivir los acontecimientos que ya están a punto de cumplirse, para llevaros de la mano a recorrer el trecho más difícil y doloroso de este segundo adviento y para preparar las mentes y los corazones de todos a recibir a Jesús en el próximo momento de su retomo glorioso.»