Mensaje del 26 de marzo de 1989 en Dongo (Italia)
Pascua de Resurrección
En espera de su glorioso retorno.
«Hijos predilectos, vivid la alegría de la Pascua. Jesucristo flagelado, coronado de espinas, vilipendiado, llevado a la Cruz, crucificado y ajusticiado como un malhechor, ha resucitado. Con el poder que le viene de la Persona y de la naturaleza divina, ha reclamado de la muerte su naturaleza humana y, en el esplendor de su gloria, ha salido victorioso del sepulcro. Cristo Resucitado está vivo en medio de vosotros. No temáis: El guía los acontecimientos de la historia humana a la realización del Querer del Padre y de su gran designio de salvación. Cristo Resucitado está ahora en el Cielo, sentado en su trono de gloria a la derecha del Padre. A El están sometidas todas las cosas. Bajo el escabel de sus pies serán humillados y vencidos todos sus enemigos. Desde este día la historia humana se abre a la plena glorificación de Cristo Resucitado. Cristo Resucitado volverá a vosotros sobre las nubes del cielo, en pleno fulgor de su gloria. — Vivid hoy en espera de su glorioso retorno. No os dejéis desalentar por el momentáneo triunfo del mal y del pecado. No os entristezca la actual victoria en el mundo del rechazo obstinado de Dios, de la rebelión a su Ley de amor, de una impiedad tan universal. No permitáis que ni siquiera os asalte la duda o la desconfianza al ver a la Iglesia tan herida y golpeada, insidiada y traicionada. Que la alegría pascual supere toda humana razón de aprensión y de tristeza. Cristo resucitado está vivo entre vosotros. Cristo Resucitado marca con su victoria los acontecimientos del mundo y de la historia. Cristo Resucitado quiere instaurar entre vosotros su Reino, para que sea glorificado por todo el universo creado. Vivid siempre en la alegría y en una segura esperanza, en espera de su glorioso retorno.»