Mensaje del 23 de marzo de 1989 en Dongo (Italia)
Jueves Santo
Jesús viene.
«Hijos predilectos, hoy es vuestra Pascua. Vividla en intimidad de vida con Jesús, vuestro Hermano, que os ha asociado personalmente al ejercicio de su Sumo y Eterno Sacerdocio. ¿Vivís en el amor hacia Él? ¡Cuánto os ha amado Jesús! —’’Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. —”He deseado ardientemente comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer”. ¡Cuánto os ama Jesús! Aún sigue renovando cada día el don dé esta su última Cena, de su Sacrificio cumplido en el Calvario. Vosotros sois parte importante de este su designio de Amor. Hoy os encontráis reunidos en torno a vuestros Obispos, para renovar las promesas que hicisteis en el momento de la Ordenación Sacerdotal. Renovadlas con alegría y con confianza. Renovadlas con amor en señal de profunda gratitud hacia Aquél que os ha elegido. Cada día Jesús viene por medio de vosotros, sus Sacerdotes e hijos de mi maternal predilección. — Jesús viene por medio de vuestra palabra, que repite las palabras de su Evangelio de salvación en toda lengua y a todos los hombres: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura”. — Jesús viene por medio de vuestra acción Sacerdotal, que se ejercita en llevar a todos a Él, vuestro Redentor y Salvador. “Quien creyere y fuere bautizado será salvo”. —J esús viene por medio del Sacrificio Eucarístico, que renueva aquél llevado a cabo por Él en el Calvario, para lavar, también hoy, con su Sangre Divina, todo el pecado y el mal del mundo. “Haced esto en memoria Mía”. — Jesús viene por medio del Sacramento de la Reconciliación, que retoma a todos los pecadores a la Casa de su Amor Misericordioso. “A quienes perdonáreis los pecados, les serán perdonados”. —Jesús viene por medio de los Sacramentos, de los cuales vosotros sois los Ministros; y de vuestra persona que debe reflejar la Luz de su perenne presencia. “Yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos”. En este vuestro día del Jueves Santo, Yo pido a cada uno de vosotros que deis a todos la alegría de su Divina Presencia entre vosotros. Entonces, en la inmensa tiniebla que aún lo envuelve todo, vosotros ilumináis la tierra con la Luz de Jesucristo, que hoy sigue viniendo por medio de vosotros.»