Mensaje del 11 de septiembre de 1988 en Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre (París, Francia)
Cenáculo con Sacerdotes y fieles del M.S.M.
El Amor no es amado.
«Hijos predilectos, ¡Cuánto os ama Jesús! Su Corazón divino es un horno de ardentísimo amor por vosotros. Por vuestro amor el Verbo descendió del seno del Padre a mi seno virginal de Madre y se hizo hombre. Por vuestro amor Jesús vivió una vida humilde, pobre, escondida, que transcurría en la oración y en el trabajo. Por vuestro amor Jesús cargó sobre sí el sufrimiento, la humillación, la marginación. Por vuestro amor Jesús se convirtió en Varón de dolores, se ofreció como víctima en la Cruz. Por vuestro amor se dejó condenar, vilipendiar, torturar, crucificar y matar. Por vuestro amor resucitó y subió al Cielo, donde se sienta a la derecha del Padre. Por vuestro amor Jesús permanece siempre entre vosotros, en estado de víctima, en el Sacramento de la Eucaristía. Por vuestro amor os ha dado incluso a su misma Madre. ¡Oh, pobres hijos míos, tan probados en este tiempo de la gran tribulación, si supieseis cuánto os ama el Corazón de Jesús! Jesús os ama y en cambio recibe de vosotros ingratitud, indiferencia y faltas de correspondencia. Jesús os ama y vivís como si Él no existiese. Jesús os ama y palpita de amor por vosotros en la Eucaristía y le dejáis solo, abandonado, circundado de un gran vacío y de tanta incredulidad. Nunca, como en estos tiempos borrascosos, el Amor no es amado. Permitid, entonces, que vuestra Madre Celeste os forme en el amor, os haga crecer en el amor, os conduzca cada día por el camino del perfecto amor. Sólo así mi Corazón Inmaculado logrará su triunfo. Sólo así podréis iluminar la tierra con el sol del Amor divino, que finalmente conseguirá alejar toda tiniebla, para que al fin resplandezca en el mundo la nueva era de la civilización del amor.»