Mensaje del 17 De mayo de 1987 en Washinton (U.S.A.)
Santuario Nacional de la Inmaculada
Tu luz retornará.
«Te encuentras hoy aquí, en el Santuario Nacional dedicado a mi Inmaculada Concepción, para hacer un Cenáculo de oración 650y de fraternidad con los Sacerdotes y fieles, que vendrán aun de lugares tan lejanos, y comienzas un largo y fatigoso camino, que te llevará por todos los Estados Unidos y Canadá. Acojo en mi Corazón Inmaculado a esta gran nación, expuesta a graves peligros. Acojo en mi Corazón Inmaculado a mi Iglesia, que atraviesa aquí horas de agonía y de dolorosa crucifixión, a causa de la pérdida de la verdadera fe por parte de muchos; de una cada vez más profunda división, y de una obstinada oposición al Papa. Esta se concreta en ignorar su Magisterio, y aún, en difundir doctrinas en contraste con el mismo y abiertamente contrarias a la fe católica. La causa de esta grave situación son los Pastores. ¡Obispos de la Santa Iglesia de Dios, volved al camino trazado por el Buen Pastor; sed fieles al Evangelio y custodiad, con fortaleza y valentía, el depósito de la fe que os ha sido confiado! ¡Obispos de la Santa Iglesia de Dios, volved a una plena, humilde y total unidad con el Papa, porque hoy corréis el peligro de un gravísimo cisma, y a causa de ello, qué grande es vuestra responsabilidad ante Dios! ¡Obispos y Sacerdotes de la Santa Iglesia de Dios, volved a interesaros por las almas, el bien supremo que os ha sido confiado! Defendedlas de los asaltos de los lobos rapaces, que con frecuencia se enmascaran bajo la piel de mansos e inermes corderinos. Ved cómo aumenta la confusión, cómo la obscuridad se hace más profunda, cómo se difunden los errores y el pecado se propaga. Cuidad el rebaño que se os ha confiado; conducidlo a pastos seguros; nutridlo con la palabra de Dios; reforzadlo con la oración; curadlo con el Sacramento de la Reconciliación; apacentadlo con el Pan de la Eucaristía. Mi Corazón de Madre quiere salvar a toda esta gran nación. Te acojo hoy, Oh América, en el refugio de mi Corazón Inmaculado. Yo misma me pongo a tu lado para ayudarte a sanar. Yo misma recorro tus caminos a la búsqueda de todos mis pobres hijos descarriados, enfermos, marginados, llagados, maltratados, abandonados y traicionados. Hoy te acojo en mi Corazón, oh Iglesia de mi Jesús, que vives y sufres, Iglesia una, santa, católica, apostólica, unida a mi Papa de Roma. Los tiempos de tu sufrir están ya contados. Pronto reflorecerás, cuando mi Corazón Inmaculado obtenga su triunfo; y tu luz volverá a resplandecer de manera tan potente que atraerá hacia sí a todos los que viven en este gran continente. Desde mi santuario, hoy os aliento y os bendigo a todos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.»