Mensaje del 13 de mayo de 1987 en Milan
Aniversario de la primera Aparición de Fátima. (Vigilia de mi partida hacia Estados Unidos y Canadá)
¡En qué abismo habéis caído!
«Hoy recordáis los setenta años de mi primera aparición en la pobre Cova de Iría de Fátima, a donde vine del Cielo para daros mi mensaje de conversión y salvación. Desde entonces la sucesión de estos años ha sido una continua confirmación de lo que os había predicho. —El rechazo de volver a Dios por medio de la conversión, ha conducido a toda la humanidad por el camino árido y frío del odio, de la violencia y del pecado, y de una cada vez más vasta impureza. Una tras otra las guerras se han ido sucediendo, y no obstante los esfuerzos realizados no habéis logrado aún edificar la paz. Por el contrario, jamás como hoy, el mundo se halla cada vez más amenazado por su misma universal autodestrucción. — No se quiso responder a mi petición de oración, que entonces os hice, especialmente con el rezo frecuente del Santo Rosario, para obtener la conversión de los pecadores y la salvación de tantas almas expuestas al grave peligro de perderse eternamente. Así, la noche del pecado ha envuelto al mundo, y el mal se ha difundido por doquier como un terrible cáncer. No se quiere reconocer el pecado como un mal, antes bien, se justifica abiertamente y se exalta como un bien. Ya no se lo confiesa más. Se vive y se muere habitualmente en pecado mortal, y cada día cuántas almas van al infierno porque no hay quien ore y se sacrifique por su salvación. —No se acogió mi petición de que se me consagrara Rusia por parte del Papa en unión con todos los Obispos, y así ella ha difundido sus errores en todas partes del mundo. Vivís en una humanidad que ha construido una nueva civilización atea e inhumana. Ya no se ama; no se respetan ya la vida y los bienes del prójimo; las llamas del egoísmo y del odio abrasan aquellas semillas de bondad, que brotan aún en el corazón de los hombres. Se abandona a los pobres; se insidia a los pequeños y se les nutre con el alimento envenenado del escándalo; se traiciona a los jóvenes y se les encauza hacia precoces experiencias del mal; se profanan y destruyen los hogares domésticos… ¡Qué grande es vuestra desolación! ¡Qué densa la tiniebla que os envuelve! ¡En qué abismo habéis caído! Satanás ha logrado extender por doquier su reino de tinieblas y de muerte y domina como seguro vencedor. Pero ahora comenzáis a vivir cuanto os predije en Fátima para los últimos años de este siglo, en que vivís y que aún se guarda bajo el velo del secreto. Estos son mis tiempos. Después de los dolorosos años del triunfo de Satanás, se inician ahora los años del triunfo de mi Corazón Inmaculado. Por esto hoy os invito a todos a secundar este mi Designio, a acoger esta mi Obra de amor, que Yo misma estoy llevando a cabo en todas partes del mundo con mi Movimiento Sacerdotal Mariano. Y me sirvo todavía de ti, mi hijo el más pequeño, y te llevo a todas partes, aún a los lugares más remotos, para una nueva y extrema acción de llamamiento. Ya los grandes acontecimientos han llegado. Por esto mi Papa ha anunciado un Año mariano extraordinario. Entrad todos, entonces, en el Refugio que mi Corazón Inmaculado os ha preparado. Éstos son los años en que desde el profundo abismo de tinieblas y desolación, Yo os conduciré a la más alta cima de Luz, de Gracia y de Amor, porque a través del triunfo de mi Corazón Inmaculado, resplandecerá en todo el mundo el glorioso Reino de mi hijo Jesús.»