Mensaje del 13 de octubre de 1985 en Fátima
Aniversario de la última aparición
Los dos ejércitos.
«Desde aquí, donde me aparecí como la Mujer vestida del Sol, os llamo a todos a recogeros en tomo a vuestra celestial Capitana. Estos son los tiempos de la gran batalla entre Mí y el poderoso ejército a las órdenes del Dragón Rojo y la Bestia negra. El ateísmo marxista y la masonería guían este ejército, reunido para conducir a toda la humanidad a la negación y rebelión contra Dios. A la cabeza de él está el mismo Lucifer, que repite hoy su desafío de ponerse en lugar de Dios, para hacerse adorar él mismo como Dios. Con él combaten todos los demonios que, en estos momentos, saliendo del infierno, se han desparramado por la tierra, para llevar a la perdición al mayor número posible de almas. A ellos se unen todos los espíritus condenados y los que en esta vida caminan en el rechazo de Dios, le ofenden y le blasfeman, y corren por la senda del egoísmo y del odio, del mal y de la impureza. Ellos hacen de la búsqueda del placer su único objetivo, satisfacen todas las pasiones, combaten por el triunfo del odio, del mal y de impiedad. El ejército que Yo misma conduzco está formado por todos los Angeles y Santos del Paraíso, guiados por S. Miguel Arcángel, que está al frente de toda la milicia celeste. Es una terrible batalla que se combate, sobre todo, a nivel de espíritus. En la tierra forman parte de mi ejército todos los que viven amando y glorificando a Dios, según la gracia recibida en el santo Bautismo, y caminan por la senda segura de la perfecta observancia de los Mandamientos del Señor. Son humildes, dóciles, pequeños, caritativos; huyen de las asechanzas del demonio y de las fáciles seducciones del placer, caminan por la senda del amor, de la pureza y de la santidad. Mi ejército lo forman todos mis pequeños hijos que, hoy, en todas partes del mundo, me han dicho sí, y me siguen por la senda que en estos años los he trazado. Es por medio de mi ejército, en estos tiempos, como llevo adelante mi victoria. Es por medio de mi ejército como construyo cada día el triunfo de mi Corazón Inmaculado. Es por medio de mi ejército como preparo el camino por el que vendrá a vosotros el Reino glorioso de Jesús, que será un Reino de amor y de Gracia, de santidad, de justicia y de paz. Desde este lugar, donde me aparecí, os repito hoy mi ruego materno: ¡Alistaos todos, lo más pronto posible, en mi ejército! La hora de la gran batalla ha llegado ya. Combatid con el arma del Santo Rosario y caminad por la vía del amor a Jesús, del desprecio del mundo y de vosotros mismos, de la humildad, de la caridad, de la sencillez, de la pureza. Entonces estaréis dispuestos a afrontar las grandes pruebas, que pronto comenzarán para la Iglesia y la humanidad. Desde este bendito lugar, con mi Papa, con mis predilectos e hijos consagrados a Mí, os bendigo a todos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.»