Mensaje del 30 de junio de 1984
Fiesta del Corazón Inmaculado de María
El misterio de mi Corazón Inmaculado.
«Venerad a mi Corazón Inmaculado, hijos predilectos. La Iglesia os invita hoy a mirar el misterio de amor y de misericordia escondido en mi Corazón Inmaculado. Si veneráis mi Corazón, estáis dando alabanza a la Santísima Trinidad, que en él recibe su mayor gloria, porque ha hecho de este mi celeste jardín, el lugar de su divina complacencia. En él, el Padre se refleja con alegría; el Verbo se reclina como en una preciosa cuna; el Espíritu Santo arde con la purísima luz de su divino Amor. Si veneráis mi Corazón Inmaculado, dad alabanza también a vuestra Madre Celeste, porque en ello se esconde el misterio de mi predilección y de los privilegios de gracia, de que he sido adornada por Dios. Y así veneráis también mis singulares privilegios de la Inmaculada Concepción, de la divina Maternidad, de la corpórea Asunción al Cielo, de la plenitud de Gracia y de la perpetua Virginidad. A través de la vía de mi Corazón entrad a comprender y a gozar la divina obra maestra que es vuestra Madre Celeste. Si amáis este Corazón, vosotros mismos sois revestidos de mi amor materno y de mi inmaculada misericordia. En lo íntimo de mi Corazón Inmaculado se realiza el prodigio, que cada día cumplo en vosotros, de haceros cada vez más semejantes a Mí, y de transformar vuestra alma a imagen del alma mía. Os comunico también mi espíritu para que podáis verdaderamente crecer en mi vida, y llegar a ser hoy, expresión de la presencia de vuestra Madre Celeste. Os formo en la pureza de mente, de corazón y de cuerpo; así difundiréis en torno a vosotros el candor de mi Luz inmaculada. Os comunico mi capacidad de amar, y vuestro corazón se abrirá, como refugio de salvación a todos los que se han extraviado en la senda del error y del pecado. Lleno de delicadeza vuestro modo de obrar para que podáisser con todos, buenos y misericordiosos. Doy consuelo y bálsamo a vuestros gestos, para que podáis sanar las dolorosas heridas de los enfermos y de todos mis pobres hijos pecadores. Entonces vosotros mismos, os convertís hoy, en expresión concreta de mi amor materno. Si reparáis el dolor de mi Corazón Inmaculado, os hacéis para Mí motivo de gran alegría y consolación, porque a través de vosotros puedo obrar en estos años, para construir mi proyecto de salvación. Es un gran proyecto que mantengo todavía secreto; lo revelo sólo a mis pequeños, que acogen mi invitación a venerar, a amar y a reparar, mientras que los conduzco a comprender cada vez más el misterio de amor y de misericordia de mi Corazón Inmaculado.»