Mensaje del 30 de agosto de 1984 en Altótting (Alemania)
Ejercicios Espirituales, en forma de Cenáculo, con los Sacerdotes
del M.S.M. de lengua alemana
Madre de la Fe.
«Soy la Madre de la Fe, Soy la Virgen fiel. ¡Qué contenta estoy, hijos predilectos de Alemania, Suiza, Austria, Holanda y Hungría, por estos días de Ejercicios Espirituales, que habéis hecho Conmigo, en forma de un Cenáculo continuo! Cuánto consuela vuestra oración ardiente y perseverante, a mi Corazón Inmaculado, que hoy más que nunca está rodeado de una gran corona de espinas. En estos vuestros Países corréis un gran peligro que preocupa a mi Corazón de Madre, porque se difunden mayormente los errores, se busca debilitar más los lazos que os unen al Papa, y también se aleja a muchas almas de la devoción hacia vuestra Madre Celeste. Entonces, en estos días de Cenáculo yo hago descender gracias extraordinarias desde mi Corazón Inmaculado sobre vosotros y sobre todos mis hijos consagrados. Os quiero obtener del Espíritu Santo el don de vuestra transformación espiritual que os conduzca a ser hoy valerosos testigos. Sed testigos de fe. Conservad en la verdadera Fe a todos los que os han sido confiados. Por esto defendeos del peligro, hoy tan difundido, de caer 518en el error. No acojáis jamás ningún error: desenmascaradlo cuando se presenta escondido bajo la apariencia de la verdad, porque entonces se hace aún más peligroso. No temáis si, por esto, os juzgan desfasados y no actualizados, porque al igual que Jesús, también su Evangelio es el mismo: ayer, hoy y siempre. Renovad con frecuencia con los fieles la profesión de vuestra fe, y pedidme a Mí, Madre de la fe, la gracia de permanecer siempre en la Verdad, que os ha revelado mi divino hijo Jesús. Sed testigos de unidad. Sobre todo debéis estar unidos al Papa, que Cristo ha puesto como fundamento de su Iglesia. Hoy se puede salvar en la fe sólo aquel que permanece unido al Papa. Escuchadlo, seguidlo, difundid con valentía su magisterio. Estad unidos también a vuestros Obispos: con la oración, con el buen ejemplo, con una efectiva colaboración. Ayudadles a extirpar el error de la Santa Iglesia de Dios, con vuestro testimonio de vida, y animadles en su difícil ministerio con vuestra obediencia y con vuestro filial amor. Llevad a todos los fieles a esta unidad de vida con los Obispos unidos al Papa. Entonces consolaréis a mi Corazón, hoy tan herido y dolorido, a causa de la profunda desunión, que ha penetrado en el interior de mi Iglesia. Sed testigos de la verdadera devoción hacia Mí. En vuestros Países existe actualmente una fuerte tentativa de alejarme de la vida y de la piedad de tantos hijos míos. Os toca ahora a vosotros la misión de hacerme resplandecer aún en vuestro camino. Por esto os invito a multiplicar los Cenáculos de oración y de vida Conmigo. Hacedlos por todas partes. Reunid a los fieles en tomo vuestro a rezar el Santo Rosario, a meditar mis mensajes, a renovar y a vivir la consagración a mi Corazón Inmaculado. Cuanto más vuelva Yo a resplandecer en la vida de la Iglesia, tanto más se alejarán de ella las tinieblas del error y de la infidelidad. i Animo! Partid de este Cenáculo con mi bendición materna. En los momentos de mayor peligro, Yo seré vuestra defensa y protección. Se os ahorrarán muchos males en razón de vuestra respuesta, tan generosa y ferviente, a consagraros a mi Corazón Inmaculado y a caminar Conmigo. Con vosotros bendigo a todos mis hijos Sacerdotes y fieles de las Naciones vecinas, que particularmente sufren y ruegan en la esperanza de su próxima liberación.»