Mensaje del 21 de noviembre de 1983 en Enugu (Nigeria, África)
Presentación de María en el Templo
En los caminos de África.
«Entrad en el templo de mi Corazón Inmaculado, hijos predilectos, si queréis contemplar las maravillas de mi amor misericordioso. En estos tiempos vuestra Madre obra en todas las partes del mundo, con su preocupado llamamiento, para haceros caminar por la senda del bien, del amor, del retomo a Dios, vuestro Redentor. Por doquier me revelo a los pequeños, a los sencillos, a los pobres, a los puros de corazón. Ve, cómo también, en esta parte del continente africano, ellos acogen mi invitación con gratitud y con gran reconocimiento. ¡Cuánto amor encuentras hacia Mí en los caminos de Africa! Aquí, en medio de la mayor pobreza, donde las casas son de barro, y mis hijos no tienen con frecuencia ni comida ni vestido, obtengo de ellos más de lo que me dan en otras partes del mundo, más avanzadas y ricas. Recibo un amor candoroso y sincero; una respuesta generosa; una correspondencia entusiasta y alegre; una oración ardiente y perseverante. Has visto con qué fervor recitan el Santo Rosario, de cuánta veneración rodean mis Imágenes; cómo me colocan en todas las habitaciones de sus pobres casas. Me manifestaré, aún más, a ellos a través de apariciones, y por medio de mi presencia materna que les ayuda y solicita para ellos la Providencia para que no les falte comida y vestido. En estos días, mi pequeño hijo, has podido ver, con tus propios ojos, cómo la Madre Celeste actúa en los caminos de este inmenso continente. Ha llegado la hora de mis más estupendas maravillas. Éstos son los tiempos del triunfo de mi amor materno. Por esto os invito a todos, en los cinco continentes, a entrar en el templo de mi Corazón Inmaculado para que podáis así secundar mi designio.»