Mensaje del 13 de mayo de 1982 en Münich (Alemania)
Aniversario de la 1-Aparición de Fátima
Mirad al Papa
«Con mi primer hijo predilecto, el Papa Juan Pablo II, que hoy delante de mi Imagen, en el mismo lugar donde me aparecí, ha venido en peregrinación de amor y de oración, os quiero a todos espiritualmente unidos, recogidos en tomo a vuestra Ceeste Capitana, la Mujer vestida del Sol. Mirad al Papa: da ejemplo de oración. Su vida, que me pertenece toda, ha sido formada por Mí en el espíritu de oración incesante y confiada. Su voz penetra en el Cielo y, unida a mi materna intercesión, hace descender, aún hoy, lluvias de gracias sobre esta humanidad perdida.. También vosotros con el Papa formad una fuerte barrera de oración para obtener la conversión de los pecadores, el retomo a Dios de tantos hijos alejados, la paz para esta humanidad tan amenazada, la verdadera e interior renovación de toda la Iglesia. Rezad, con frecuencia, la oración del Santo Rosario, que también aquí vine a pediros. Si no se consigue aún resolver los más graves problemas para la Iglesia y para el mundo, a pesar de todos los medios humanos puestos en práctica, es señal de que debéis poner ya ahora toda vuestra confianza en la fuerza de la oración. Mirad al Papa: Da ejemplo de fidelidad. Es fiel al mandato recibido con la sucesión en la Cátedra de Pedro; es fiel a Jesucristo, que anuncia con la palabra y testimonia con la vida. Así la luz que difunde por doquier es la misma Luz del Evangelio. Estad todos unidos con Él para testimoniar la vida de mi Hijo Jesús y en el anuncio fiel de la verdad del Evangelio. Con frecuencia el Papa está rodeado de un gran vacío y soledad. Su palabra es la de un profeta, pero a menudo cae en un inmenso desierto. Sed vosotros un fuerte eco de su Palabra que debe ser siempre escuchada, difundida y seguida. Mientras esta luz permanezca encendida, caminad todos detrás de la segura estela de tan gran esplendor, porque pronto las tinieblas podrán hacerse más densas sobre el mundo y en la Iglesia. Mirad al Papa: Da ejemplo de fortaleza. Avanza, por doquier, sin miedo, con la fuerza de su gran amor de Pastor Universal y de Vicario de mi Hijo Jesús. No teme críticas, ni obstáculos; no se detiene ante las amenazas y ni ante los atentados. Conducido y defendido por Mí, recorre la vía que le he trazado, como un niño confiado que se deja llevar siempre en brazos. Y así sube a diario su doloroso Calvario, llevando una gran Cruz para el bien y la salvación de todos. Cuanto ahora está viviendo, le fue ya predicho por Mí. Permaneced siempre a su lado, hijos predilectos, que recojo de todas partes del mundo en el refugio de mi Corazón Inmaculado, y llevad con Él hoy la gran Cruz de toda la Iglesia. Estáis llamados a inmolaros juntos para que el designio del Padre se cumpla. Tened confianza y esperanza. Tened valor y paciencia. La hora de la justicia y de la misericordia ha comenzado y pronto veréis las maravillas del amor misericordioso del Corazón divino de Jesús y el triunfo de mi Corazón Inmaculado. Por esto desde la Cova de Iría, adonde vine del Cielo, el 13 de mayo de 1917, para manifestarme a vosotros y caminar juntos, con mi Papa, mi primer hijo predilecto, a todos os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.»