Mensaje del 8 de diciembre de 1981 en Nueva York (USA)
Fiesta de la Inmaculada Concepción
En el camino del amor perfecto
«Te encuentras aquí, hoy, fiesta de mi Inmaculada Concepción, para finalizar, con un gran Cenáculo, este largo y extraordinario viaje, que ha estado sembrado con verdaderos milagros de gracia de mi Corazón Inmaculado. Soy la Inmaculada Concepción. Soy vuestra Madre, toda hermosa. Soy la Mujer vestida del Sol. Porque sin sombra de pecado, ni siquiera del original, del que fui preservada por singular privilegio, he podido reflejar íntegro el designio que el Padre tuvo en la creación del Universo. Así he podido dar al Señor, de manera perfecta, la mayor gloria. Porque toda bella y llena de gracia, el Verbo del Padre me escogió como su morada e, inclinándose sobre mi extrema pequeñez, con divino prodigio de amor, descendió a mi seno virginal, asumió su naturaleza humana y se hizo mi Hijo amadísimo. Así me he convertido en verdadera Madre de Jesús y verdadera Madre vuestra. Y porque soy verdadera Madre vuestra, Jesús me ha confiado la misión de engendraros continuamente en Él, conduciéndoos por el camino del amor, de la gracia divina, de la oración, de la penitencia, de vuestra interior conversión. En esta lucha cotidiana contra Satanás y contra el pecado, mi puesto es el de Capitana vencedora. Soy hoy la Mujer vestida del Sol, que combate contra el Dragón Rojo, y su poderoso ejército. El Espíritu Santo da fuerza y vigor al gran ejército de mis pequeños hijos. Jesús espera el momento de instaurar, por medio de vosotros, su Reino de amor, para llevar a cabo el Querer del Padre de manera perfecta. Retomará así toda la creación a su originaria glorificación de Dios(…). Caminad con la mayor confianza. Caminad en pos de la Luz de vuestra Madre Inmaculada. Os recubro con mi mismo esplendor, os revisto de mis virtudes, os marco con mi sello, os revelo los secretos de la divina Sabiduría, os conduzco cada día por el camino del amor perfecto. La Santísima Trinidad recibe hoy alabanza y gloria por vuestros labios, mis pequeños. Sois la alegría más profunda de mi Corazón Inmaculado: vosoros sois ya parte de mi victoria. A todos, hoy, os ilumino, os protejo, os consuelo y os bendigo.»