Mensaje del 15 de agosto de 1981
Fiesta de la Asunción de María al Cielo
Refugio de los pecadores
«En este día el Paraíso se regocija contemplando el cuerpo glorioso de vuestra Madre Celeste, en el que se refleja el esplendor de la Santísima Trinidad. Miradme vosotros también, y Yo os iluminaré. En los momentos de la tentación, de la lucha y del desaliento, miradme y seréis alentados y ayudados. Cuando os suceda una caída o sintáis el peso de la derrota, cuando os halléis sumergidos en el mal y en el pecado, venid a Mí y Yo seré vuestro sostén. Hoy, mirando con ojos misericordiosos a mis hijos pecadores, les digo: soy vuestra Madre Celeste que os invita a todos a recogeros bajo su manto inmaculado para protegeros y conduciros a Jesús, vuestro Salvador. Soy el refugio de los pecadores. En el momento en que se desencadena la furia de mi Adversario, y a tantos logra arrastrar con la fuerza del mal que triunfa, os invito, hijos míos predilectos, a inmolaros y a orar por la conversión y la salvación de todos los pecadores. Sed vosotros mismos Conmigo el refugio de los pecadores, de los pobres, de los enfermos, de los desesperados, de los pequeños, de los abandonados. Desde mi Cuerpo glorioso reflejo mi Luz sobre vuestro cuerpo mortal; desde mi Corazón Inmaculado comunico mi amor a vuestro corazón enfermo; desde mi Alma bienaventurada hago descender mi plenitud de gracia sobre vuestras almas heridas. Así os transformo, porque quiero ser hoy a través de vosotros, refugio de todos mis pobres hijos pecadores. Venid, pues, todos a Mí, que Yo os consolaré y os guiaré por el seguro camino que os conduce aquí arriba, al Paraíso, adonde, en la luz y en la gloria de Dios, alcanzaréis el fin de toda vuestra existencia terrena.»