Mensaje del 15 de septiembre de 1980 en Chicago (USA)
Fiesta de la Dolorosa
Los sufrimientos de la Iglesia
«Soy vuestra Madre Dolorosa. La espada que traspasó mi Corazón bajo la Cruz continúa hiriéndome, por el gran sufrimiento que ahora está padeciendo la Iglesia, Cuerpo místico de mi Hijo Jesús. Todos los sufrimientos de la Iglesia están en mi Corazón Inmaculado y Dolorido. Y así, aún hoy, cumplo mi misión materna, engendrando en el dolor a esta Hija mía para una vida nueva. Por esto se hace más necesaria e importante cada vez la función de la Madre en el momento presente de su dolorosa purificación. Todos los sufrimientos del Papa, de los Obispos, de los Sacerdotes, de las almas consagradas, de los fieles, están encerrados en mi Corazón de Madre. Yo también participo viviendo con vosotros estas tremendas horas de dolor. Es la pasión de mi Hijo que continúa en su Cuerpo místico. Con El revivo hoy por la Iglesia las mismas horas de Getsemaní, del Calvario, de la crucifixión y de su muerte. ¡Tened confianza y paciencia; tened valor y esperanza! Pronto de nuestro dolor surgirá una nueva era de Luz. La Iglesia florecerá de nuevo bajo el potente influjo del amor de Dios (…).»