Mensaje del 1 al 7 de julio de 1979 en Fátima
Cenáculo Internacional de Sacerdotes del M.S.M. provenientes de cinco Continentes
En esta Cova de Iría.
«Os he llamado de todas partes del mundo y vosotros, hijos predilectos, habéis respondido generosamente a mi invitación maternal. Os habéis reunido en gran número en esta Cova de Iria, donde me manifesté desde el Cielo para daros un mensaje de confianza y de salvación para estos días difíciles que estáis viviendo. Con vosotros están unidos espiritualmente todos mis hijos predilectos esparcidos ya por todas las partes de la tierra. ¿Por qué os he querido aquí este año? Para estrecharos a todos en mi Corazón Inmaculado. ¿Qué puede hacer una madre cuando amenaza un gran peligro a sus hijos? Recogerlos en sus brazos, ponerlos en un lugar seguro donde tengan defensa y protección. He aquí la defensa que os doy, la protección que todos necesitáis: mi Corazón Inmaculado. En estos días, a vosotros y a todos ms hijos predilectos, os quiero introducir en el refugio de mi Corazón Inmaculado para dar a vuestro corazón de hijos las mismas dimensiones del mío y así transformaros en una imagen cada vez más perfecta de vuestra Madre Celestial. Ha llegado el tiempo en que todos debéis vivir sin dudas ni reservas la consagración que me habéis hecho. Por eso quiero poner en lugar de vuestros pequeños corazones repletos de pecados, mi Corazón Inmaculado, para daros mi misma capacidad de amar y de este modo transformar la vida de cada uno de vosotros. Finalmente, os he querido aquí para daros a todos mi espíritu, para que Yo pueda de verdad vivir y obrar en vosotros. Porque ha llegado el momento en que quiero manifestarme a toda la Iglesia, a través de vosotros, ya que han llegado los tiempos del triunfo de mi Corazón Inmaculado. Soy vuestra Celestial Capitana. Os he querido aquí para incorporaros a mi ejército, preparado para la batalla, porque ésta es la hora de entrar Conmigo en combate. No temáis, apóstoles de mi Corazón Inmaculado, hijos predilectos de vuestra Madre Celestial. A las órdenes del Vicario de Jesús, id a todas las partes de la tierra y difundid la Luz que brota de mi Corazón. Dentro de poco comprenderéis plenamente el gran don que en estos días he otorgado a cada uno de vosotros; entonces comprenderéis por qué en este año os he querido a todos aquí en Fátima, en un Cenáculo que ha sido extraordinario en gracias para vosotros y para todos mis hijos esparcidos en todas las partes del mundo.»