Mensaje del 3 de diciembre de 1979 en Nairobi (Kenya)
Fiesta de S. Francisco Javier
Mira el corazón.
«También en este gran continente, a donde te conduzco por primera vez, puedes ver por doquier las maravillas de mi Corazón inmaculado. Mira el corazón de todos estos hijos míos: son tan pobres, tan sencillos y me aman y me honran tanto. Como todos los más pobres en general, son también los más indefensos, los más expuestos a ser utilizados por otros. Por esto particularmente aquí se difunde la acción de mi Adversario, que nunca como en este continente se ha desencadenado de manera tan violenta y peligrosa. Por medio de ti quiero hoy ofrecer a estos hijos míos: el refugio seguro y la maternal protección de mi Corazón Inmaculado. También aquí adviertes que mi Movimiento se ha difundido espontáneamente por todas partes. Es una prueba más de que es sólo Obra mía y de que Yo obro en silencio ocultamente. Voy escogiendo como mis instrumentos preferidos a aquellos, que pasan inadvertidos, y que saben callar, orar, sufrir y amar. Así puedo realizar las maravillas de amor de mi Corazón Inmaculado también aquí, entre estos hijos míos tan sufridos y necesitados, tan sencillos y buenos y por esto tan amados por Mi. ¿Has viso cuántos hijos míos predilectos viven en medio de tanta pobreza, soledad e incomprensión? Y ¿cómo llegan a compartir en todo la sufrida existencia de tantos de sus hermanos africanos? Amalos uno a uno a estos hijos míos predilectos. Sé para ellos expresión de mi ternura maternal. Mira el corazón de toda esa gente y encontrarás impreso en él, el sello de amor de tu Madre Celeste. Mira el Corazón de la Madre del Cielo y encontrarás recogidos en él, en número cada vez mayor, a los hijos de todos los continentes. Ya todo el mundo está recogido en mis manos misericordiosas para el cercano triunfo de mi Corazón Inmaculado.»