Mensaje del 25 de marzo de 1979
Fiesta de la Anunciación del Señor
Vuestro equilibrio interior.
«Soy la Madre del Verbo encamado. Con mi “sí” he ofrecido al Padre mi cooperación personal a su designio de salvación. Del seno del Padre, el Verbo se ha asentado en mi seno materno para asumir de Mí su naturaleza humana. Soy verdadera Madre de Jesús. El “sí” al querer del Padre ha florecido en mi alma como fruto de una larga y silenciosa preparación. He aquí el camino que ha recorrido vuestra Madre para llegar a este inefable momento; el de la humildad, de la confianza, del filial abandono, del silencio, de la íntima y profunda unión con Dios. Ya desde la infancia me ofrecí completamente al Señor, poniéndome a su servicio, como esclava, en la virginidad perfecta, en el escondido retiro, en la oración. Mi alma ha estado siempre abierta a mayor luz y mi existencia se ha formado en el desapego de todas las criaturas para amar así de manera perfecta al Señor cumpliendo su voluntad y escuchando su Palabra. Me he formado de modo que mi delicia fue bu scar, acoger, y custodiar solamente la Palabra de Dios. Cuando el Padre decidió depositar su Verbo en mi seno virginal, encontró a vuestra Madre pronta a acogerlo con amor y con alegría, con el exclusivo deseo de cumplir perfectamente el divino Querer. Hijos míos predilectos, contemplad a vuestra Madre en el momento de su Anunciación, mientras repite con el corazón y con los labios su “ sí ” a la voluntad del Señor. Aprended también vosotros a decir siempre “sí” a cuanto el Señor os pide hoy a través de la voz que os llega desde el Corazón Inmaculado de vuestra Madre Celestial. No dudéis jamás. No busquéis en otra parte. No mendiguéis aprobaciones o estímulos. He dispuesto que, para esta Obra mía, vuestro apoyo lo encontréis solamente en mi Corazón Inm aculado. Haré derrumbarse cualquier otro apoyo en tomo vuestro y no consentiré que os confiéis sólo a estímulos o aprobaciones humanas. Hijitos míos, deseo también de vosotros la pequeñez, la humildad, el ocultamiento, el silencio, la confianza. Debéis recorrer el mismo camino que ha recorrido vuestra Madre Celestial: el de la íntima unión con Dios, del despego de toda criatura, del servicio perfecto al Señor. Os llevo a decir siempre “sí” a cuanto Jesús os pide. ¡Qué pocos son los que saben decir “sí” a Jesús, aun entre mis predilectos! Recorred Conmigo el camino que os indico y por el cual os conduzco, dejádoos guiar con docilidad y abandono filial. Os formo en la escucha de la Palabra de Dios para que podáis acogerla y comprenderla, amarla, custodiarla y ponerla en práctica. En estos tiempos de purificación, muchos son desviados por otras palabras. De hecho mi Adversario logra seducir aun a los buenos con falsas manifestaciones sobrenaturales para llevar a todas partes el engaño y la confusión. Logrará obrar muchos prodigios que engañarán incluso a las almas de los buenos. Vosotros permaneced en el refugio de mi Corazón Inmaculado y escuchad allí la palabra de Dios que la Iglesia custodia, interpreta y anuncia. Nunca como hoy el Papa ha tenido la luz para conduciros por el camino de la claridad y la verdad. En mi Corazón Inmaculado construiré vuestro equilibrio interior, hijos míos predilectos, porque hoy tenéis necesidad de ser siempre mas prudentes y equilibrados. Este equilibrio dará a todos la señal de la acción que en vosotros realiza vuestra Madre Celestial y dará a la Iglesia la certeza de hallar en vosotros a hijos fieles y sabios…»