Mensaje del 8 de septiembre de 1978
Natividad de María Sima.
Vuestro nuevo nacimiento.
«Participad, hijos predilectos, de la alegría de toda la Iglesia que hoy venera el misterio de amor del nacimiento de vuestra Madre Celeste. Con él comienza a delinearse el designio de vuestra salvación. Me ha sido dada la vida para ser dada por Mí a Aquél, que es la misma Vida, al Verbo del Padre, que en mi seno virginal asume la naturaleza humana para recibir de Mí su nacimiento en el tiempo. Todo el Paraíso exulta por este misterio; los Angeles y los Santos participan de vuestra alegría, hijos todavía peregrinos sobre la tierra. Mirad a vuestra Madre del Cielo. Estoy en todo momento a vuestro lado; de mi Corazón Inmaculado parten continuamente rayos de luz y de gracia, que se derraman sobre vosotros en todas las partes del mundo. De este modo os ilumino y os engendro, os nutro y os formo, os conduzco y os sostengo. Cada día también vosotros participáis del misterio de amor de un nuevo nacimiento vuestro, que os da vuestra Madre. Venid a Mí todos, hijos predilectos, porque tenéis necesidad de Mí. También la Iglesia está viviendo ahora su gran prueba y cuanto le aguarda es cosa que hasta ahora no ha conocido jamás. Yo velo sobre ella y todo lo dispongo para su bien. Ahora el Corazón de mi Hijo Jesús le ha otorgado un nuevo Supremo Pastor en la persona del Papa Juan Pablo I. Amadlo, escuchadlo, defendedlo, seguidlo, porque tendrá que sufrir por la Iglesia. Los días de su prueba están todos contados y en mi Corazón Inmaculado se está preparando también para la Iglesia el momento de un nuevo nacimiento en el tiempo. Será más bella y luminosa, será más santa y más divina después de la gran prueba de la purificación. Por esto hoy os llamo a todos en torno a la cuna de vuestra Madre Niña. Aprended de Mí a crecer en la pequeñez y en la confianza, en la humildad y en el más grande abandono al amor del Padre.»