Mensaje del 29 de octubre de 1977
Fiesta del Beato Miguel Rúa
Dudas e incertidumbres.
«No os dejéis sorprender, hijos predilectos, al ver que mi Adversario hace cuanto puede por obstaculizar mi Obra. Su arma preferida es insinuar dudas e incertidumbres sobre todo lo que Yo misma estoy llevando a cabo en la Iglesia. Se esfuerza por fundamentar estas dudas en razones que, en apariencia, se manifiestan como sólidas y justas. El lleva así a una actitud de crítica a cuanto os digo, aun antes de aceptar y comprender mis palabras. Veis, por ejemplo, cómo hermanos vuestros, culturalmente preparados y a veces peritos y maestros en ciencias teológicas, rechazan lo que os digo porque filtran a través de su mente, pletorica de cultura, cada una de mis palabras. Así encuentran dificultades insuperables, aun en aquellas frases que, para los sencillos y pequeños, aparecen tan evidentes. Mi palabra sólo puede ser comprendida y aceptada por quien tiene una mente humilde y dispuesta, un corazón sencillo y unos ojos limpios y puros. Cuando la madre habla a sus hijos, ellos la escuchan porque la aman, hacen cuanto les dice y, así, crecen en el conocimiento y en la vida. No pueden considerarse hijos suyos los que la critican aun antes de escucharla, los que rechazan cuanto dice aun antes de ponerlo en práctica. Estos, por más que crezcan en ciencia, no pueden crecer en sabiduría y vida (…).»