Mensaje del 23 de abril de 1977
No os dejéis seducir.
«Hijos míos predilectos, no os dejéis seducir por el mundo en que vivís. Os seduce con la palabra. Nunca como hoy se ha convertido la palabra en instrumento de verdadera seducción diabólica. Se habla para engañar. Se habla para extender el error. Se habla para ocultar la verdad. Así se exponen como valores y conquistas del espíritu humano teorías que son formales transgresiones de la ley natural, de la ley de Dios. Se propagan falsedades como nuevos modos de ver la verdad. Aun en la explicación de la Palabra de Dios se difunden abiertamente los más graves errores. Habla el Papa y no es escuchado. Se continúa por el mismo camino, y se cae cada vez más en la oscuridad, que el error difunde por todas partes. Hoy mi Adversario os seduce más que nada en la mente. Vuestra respuesta sea siempre de humildad, de docilidad y de obediencia. Mirad sólo a mi Hijo Jesús, que es la Verdad. Os seduce con las imágenes. Nunca la inmoralidad y la obscenidad fueron tan propagadas y ensalzadas como en vuestros días. En nombre de este falso modo de entender la libertad, se pretende justificar toda aberración moral. Se empieza pronto con los niños, a traicionar la inocencia de sus almas. Así muchos acaban por ser contagiados casi sin darse cuenta. Vosotros responded mirándome a Mí sola. Entonces veréis el mal que os rodea sin mirarlo. Y caminaréis por la vida mirando a mi Hijo Jesús, que es vuestra única vía. 238Os seduce con las obras. Nunca como ahora ha habido tanta maldad en el mundo. Se ha rechazado a Dios y se camina en la oscuridad de esta rebeldía. Ya no hay capacidad de amar, ya no se es capaz de caminar en la luz. ¿Dónde están los que aún logran vivir como verdaderos hijos de Dios? ¡Cuánto os seduce, sobre todo hoy, el mundo en que vivís! Por eso os pido que sigáis solo a mi Hijo Jesús, que es vuestra vida. Ha subido al cielo para ayudaros a vivir aquí abajo; pero mirando siempre al Paraíso. Ha subido al cielo para ayudaros a estar en el mundo sin ser del mundo. El mundo no os seducirá jamás si, llevados de mi mano maternal, seguís en todo momento a Jesús, Camino, Verdad y Vida.»