Mensaje del 24 de julio de 1975
Sereno en este reposo tuyo.
«Entra, hijo mío amadísimo, en este Corazón Inmaculado: que es el lugar de tu reposo. Estos días pásalos siempre Conmigo, en mi compañía. También este año te he querido aquí: con estos hijitos míos, humanamente un poco frágiles y más necesitados y, por tanto, más amados de mi Corazón. Se sólo y siempre mi niño, necesitado de todo, que gusta recibir con sencillez todo de Mí… Este mi modo de hablarte podrá suscitar extrañeza en los grandes, pero es tan natural y sencillo para mis niños. El sol, el mar, la naturaleza: todo es don para ti de tu Padre Celestial; todo ha sido santificado por la presencia y por la alegría de mi Hijo Jesús. En los momentos de desconsuelo, cuánto ha reconfortado al Corazón de mi Hijo esta naturaleza como postrada a sus pies: el sol con su luz, el dulce campo de Galilea con sus flores, con sus cantos, con sus mieses caldeadas y doradas; el dulce espejo del gran lago. Todo se ha hecho como voz para la gran oración de mi Hijo Jesús, para su ardiente sed de soledad, y su natural deseo de vivir en compañía con el Padre. Cuántos hoy, en estas playas, viven olvidados de Dios inmersos en un nuevo paganismo y le ofenden, ingratos a este gran don suyo. Más aquí en estos mismos lugares, algunos hijos míos lo aman y lo consuelan. Tu presencia, hijo mío, debe ser como una reparación . Debe ser, por tanto, una presencia de amor y de oración, de vida Conmigo. Así es hoy la presencia en el mundo de los Sacerdotes de mi Movimiento, consagrados a mi Corazón Inmaculado y ofrecidos por Mí al Padre como signo de reparación. Por eso, cuanto más aumente el pecado, tanto más crecerá su amor a Dios, cuanto más el fango inunde todas las cosas, tanto más limpia y esplendorosa será su pureza; cuanto más se propague la apostasía, tanto más heroico será su testimonio de fe, hasta el derramamiento de la sangre. Así serán signo de reparación: por su amor, por su fidelidad, por su pureza. Y sucederá que por estos hijitos míos, consagrados a mi Corazón, el mal no prevalecerá; al contrario, será al final derrotado. Con este objetivo han sido todos ellos elegidos por Mí y preparados para esta gran purificación de la tierra. Desde este lugar bendigo a todos con gran abundancia de gracia, con tu Director espiritual que he puesto a tu lado y que cada vez hago instrumento más dócil en mis manos para mis designios, con todos estos mis pequeños niños que te hacen compañía. Ora, reposa, trabaja, ama: también estos días forman parte de un gran designio mío sobre ti. Entra entonces sereno en este reposo tuyo.»