Mensaje del 1 de abril de 1974
Ofrézcanme sus sufrimientos.
“El camino por el cual te conduzco es difícil, hijo, pero es el que desde siempre Yo te he preparado. ¡De cuántas dificultades y de cuántos dolores está sembrado! Pero no te debes desalentar: ¿por qué te sientes tan temeroso? ¿De qué tienes miedo? Déjate conducir por Mí, permanece siempre en mi Corazón. Dame todas las dificultades que encuentres, todos los dolores y los abandonos que experimentes. Nada consuela a mi Corazón Inmaculado y Dolorido como un sufrimiento que por amor me es ofrecido por mis hijos Sacerdotes. También Jesús ha querido ofrecer al Padre todos sus sufrimientos por medio de Mí y Conmigo. Es así como ofreciendo libremente mi Hijo al Padre he llegado a ser verdadera Coorredentora. Ofrézcanme, estos hijos míos, todos sus sufrimientos, todas sus incomprensiones, todas sus dificultades. Es el mejor regalo que pueden hacerme, porque así me permiten cumplir en el tiempo — ¡en este tiempo de ustedes! — mi oficio de Madre y de Corredentora. Salvaré a muchas almas redimidas por Jesús, que ahora están alejadas, porque mis hijos, Conmigo, satisfarán por ellas. ¡Oh, de ellos sólo quiero oraciones y sufrimientos: así consolarán verdaderamente a mi Corazón y responderán al gran designio de Misericordia que Yo estoy realizando por medio de ellos.”