Mensaje de 19 de septiembre de 1973
Fiesta de la Virgen de la Salette
La Madre debe ser amada y vivida.
«Quédate en mi Corazón, hijo, y no pienses en nada de lo que hoy deberás decir. Yo misma hablaré, a través de ti, a estos hijos míos. Les diré todo lo que mi Corazón desea y les ayudaré a salir de su gran aridez y cansancio. (…) Yo les diré, a través de ti, que para honrarme es menester orar más y hablar menos. Quiero el corazón y el alma de mis hijos; quiero llenarlos de amor a Mí(…). Háblales de mi Movimiento Sacerdotal: hay entre los Sacerdotes presentes algunos bien dispuestos, que Yo he hecho venir aquí aposta para esto. Son almas bellas de Sacerdotes que Yo vengo preparando desde hace tiempo para entrar en mi Movimiento. Ellos esperan esta llamada como la tierra reseca espera una gota de rocío. Acogerán mi invitación y entrarán en mi Movimiento (…).»