NOVENA BREVE
La novena del Espíritu Santo es de suma importancia para todo cristiano ya que fue la primera que celebraron los Apóstoles con la Virgen María en el Cenáculo. Allí aguardaron con recogimiento y oración su venida y recibieron sus abundantes y maravillosos dones.
ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor. Oh, Dios, que con la luz del Espíritu Santo iluminas los corazones de tus fieles, concédenos que guiados por el mismo Espíritu, disfrutemos de lo que es recto y nos gocemos con su consuelo celestial.
1
Ven, Espíritu Santo, por tu don Sabiduría, concédenos la gracia de apreciar y estimar los bienes del cielo y muéstranos los medios para alcanzarlos. Gloria…
2
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Entendimiento, ilumina nuestras mentes respecto a los misterios de la salvación, para que podamos comprenderlos perfectamente y abrazarlos con fervor. Gloria…
3
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Consejo, inclina nuestros corazones a actuar con rectitud y justicia para beneficio de nosotros mismos y de nuestros semejantes. Gloria…
4
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Fortaleza, fortalécenos con tu gracia contra los enemigos de nuestra alma, para que podamos obtener la corona de la victoria. Gloria…
5
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Ciencia, enséñanos a vivir entre las cosas terrenos para así no perder las eternas. Gloria…
6
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Piedad, inspíranos a vivir sobria, justa, y piadosamente en esta vida, para alcanzar el cielo en la otra vida. Gloria.
7
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Temor de Dios, hiere nuestros cuerpos con tu temor para así trabajar por la salvación de nuestras almas. Gloria…
Oración. Oh Dios, que has unido las naciones en la confesión de tu nombre, concédenos que los que han renacido por el agua del bautismo, tengan la misma fe en sus corazones y la misma piedad en sus acciones.
Oh Dios, que enviaste el Espíritu Santo a los apóstoles, oye las oraciones de tus fieles para que gocen de la verdadera paz, quienes por tu gracia, han recibido el don de la verdadera fe. Te suplicamos, oh Dios, que tu Santo Espíritu encienda en nuestros corazones esa llama que Cristo trajo a la tierra y deseó ardientemente fuera encendida.
Inflama, oh Señor, nuestros corazones con el fuego del Espíritu Santo, para que te sirvamos castos de cuerpo y limpios de corazón. Enriquece, Señor, nuestros corazones derramando con plenitud tu Santo Espíritu por cuya sabiduría fuimos creados y por cuya providencia somos gobernados.
Te suplicamos, oh Dios Todopoderoso y Eterno, que tu Santo Espíritu nos defienda y habite en nuestras almas, para que al fin, seamos los templos de su gloria.
Te pedimos, Señor, que según la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos lleve al conocimiento pleno de toda la verdad revelada. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
SIETE VENTAJAS PRECIOSAS PARA EL QUE HA HECHO LA PROMESA DE PROPAGAR LA DEVOCIÓN AL ESPÍRITU SANTO:
1. Se crea un lazo de amor entre nuestra alma y la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.
2. Un aumento notable de todas nuestras devociones, especialmente a la Sagrada Eucaristía, al Corazón de Jesús y a la Santísima Virgen.
3. Una seguridad de recibir en el alma más inspiraciones del Espíritu Santo y la fuerza para ponerlas en práctica.
4. Procurar, de una manera excelente, la gloria de Dios, trabajando cada día en hacer conocer y amar al Santificador de las almas.
5. Trabajar muy especialmente por el advenimiento del Reinado de Dios en el mundo por la acción del Espíritu vivificante.
6. Ser verdadera y prácticamente Apóstol del Espíritu Santo.
7. Atraer sobre el alma auxilios espirituales del Espíritu Santo; más intima unión con Dios por medio del Santificador; mayor progreso en la oración mental; más consuelo, y hasta alegría, en la hora de la muerte después de tan sublime apostolado.
(El invocar a menudo al Espíritu Santo es prenda segura de acierto y ayuda en nuestros problemas y necesidades espirituales y temporales.)
«Recuerda, pues, que has recibido el sello del Espíritu, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de piedad, espíritu del santo temor, y conserva lo que has recibido. Dios Padre te ha sellado, Cristo el Señor te ha confirmado y ha puesto en tu corazón, como prenda suya, el Espíritu Santo, como te enseña el Apóstol.»
San Ambrosio
Tratado sobre los misterios, 29-30