Garabandal, Mejugorge, Lourdes, Fátima… la Virgen, en las apariciones, viene porque la necesitamos. Pero todo lo que huele a Dios el mundo lo odia. Sin embargo, sin conocerle, le busca. Dios, en su infinita misericordia no se olvida de nosotros. 60 años después del comienzo de Garabandal, nosotros -al menos unos pocos- no nos olvidamos e Ella. Y Ella… cuida de sus hijos.
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