94. Gracias a la asistencia del Espíritu Santo, la inteligencia tanto de las realidades como de las palabras del depósito de la fe puede crecer en la vida de la Iglesia:
— «Cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón» (DV 8); es en particular la «investigación teológica [ …] la que debe profundizar en el conocimiento de la verdad revelada» (GS 62,7; cf.r. Ibíd., 44,2; DV 23; Ibíd., 24; UR 4).
— Cuando los fieles «comprenden internamente los misterios que viven» (DV 8); Divina eloquia cum legente crescunt («la comprensión de las palabras divinas crece con su reiterada lectura», San Gregorio Magno, Homiliae in Ezechielem, 1,7,8: PL 76, 843) .
— «Cuando las proclaman los obispos, que con la sucesión apostólica reciben un carisma de la verdad» (DV 8).
95. «La santa Tradición, la sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros; los tres, cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas» (DV 10,3).