SANTO PEDRO DE ALCÁNTARA
1499-1562
NOVENA
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Dios y Señor nuestro, que nos dais, en vuestros santos, admirables ejemplos de virtudes, y que, en el bienaventurado San Pedro de Alcántara, nos presentáis un modelo acabado de oración, de humildad, de penitencia y de caridad ardiente: haced que copiemos, en nuestro corazón, tan eximias virtudes, y que sólo en la cruz y en la mortificación, que son llaves del Cielo, pongamos, como San Pedro, nuestras mayores complacencias. Amén.
Rezar a continuación la oración del día que corresponda:
DÍA PRIMERO
Glorioso San Pedro de Alcántara, que, sintiendo, en tu alma, un hambre grande de Cielo, supiste renunciar a todas las riquezas y goces del mundo: danos fuerza y decisión para apartar de nosotros cuanto impide nuestra futura salvación. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SEGUNDO
Admirable San Pedro de Alcántara, que, esforzándote día tras día, fuiste labrando, en tu alma, la efigie de una gran santidad: enséñanos a ser verdaderos santos, llevando una vida fervorosa y sin mancha. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA TERCERO
Penitentísimo San Pedro de Alcántara, tú, que tuviste siempre la convicción de que, sin mortificación, nadie se ve libre de pecados; esfuerza nuestro ánimo, para que sepamos imitar tus rigores y penitencias. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA CUARTO
Piadosísimo San Pedro de Alcántara, cuyos fervores en la oración te arrastraron cientos de veces al éxtasis y a los arrobamientos: calienta nuestra alma en tu fervor y ayúdanos en la sequedad. Amén.
Concluir con las oraciones finales.
DÍA QUINTO
Caritativo San Pedro de Alcántara, tan solicito siempre por las necesidades de cuerpo y alma de tus prójimos; haznos ver que, sin caridad, no seremos discípulos de Cristo ni podremos entrar en el Cielo. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SEXTO
Preclaro bienhechor, San Pedro de Alcántara, que acometiste la gran Reforma de la Orden franciscana comenzando por reformar a fondo la propia vida: haz que examinemos nuestra conciencia, para comenzar allí la reforma que ansiamos ver en el mundo. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SÉPTIMO
Fervoroso San Pedro de Alcántara, que entraste de franciscano en un convento puesto bajo el patrocinio de la Santa Madre de Dios, y designaste con títulos marianos los conventos por ti fundados: contágianos tu filial y decisivo amor a la Virgen, nuestra Madre. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA OCTAVO
Esforzado amador de la Santa Cruz, San Pedro de Alcántara, que supiste clavarte en ella cada día de tu vida: haz que perdamos el miedo a la cruz, y descubramos, en nuestros dolores, las astillas de esa cruz que besamos con devoción. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA NOVENO
Bendito San Pedro de Alcántara, hijo insigne le la Madre Iglesia, y hoy florón y gloria de la cristiandad universal: infunde en nosotros un vivo y práctico amor a la Iglesia de Jesucristo, arca de nuestra salvación. Amén. Concluir con las oraciones finales.
ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS
Rezar un Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Pídase la gracia que se desea alcanzar con la novena. Concluir con el responsorio y la oración final.
Responsorio. Soberano Redentor, / a quien Pedro sirvió fiel / todo el tiempo de su vida, de modo que detenida / fue vuestra ira por él: / Haced, Dios mío, el favor de que sea concedida / nuestra súplica rendida por su mérito y tu amor. / Pues a Teresa, Señor, disteis palabra cumplida / de que, el que en su nombre pida, os tendría por deudor: / Haced, Dios mío, el favor de que sea concedida / nuestra súplica rendida / por su mérito y tu amor. / Rogad, Pedro, por nosotros a la divina Bondad, para que así consigamos su soberana Piedad. Amén.
Oración final. Omnipotente y sempiterno Dios, que, por tus santos, te dignas obrar siempre maravillas: te rogamos humildemente que, así como has prometido escuchar, misericordioso, los ruegos de los que te imploren por medio de San Pedro de Alcántara, así atiendas ahora, por los méritos del mismo, las súplicas que te hacemos, y derrames, sobre nosotros, el saludable rocío de tu bendición, para que, libres de todo mal, merezcamos llegar felizmente al puerto de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.