Mensaje del 24 de diciembre de 1980
Noche Santa
En torno a la cuna
«Hijos predilectos, es la Noche Santa. Pasadla Conmigo en la oración, en el silencio, en el recogimiento, en la espera. Ha transcurrido ya este día, que he pasado con la ayuda preciosa de mi Esposo, recorriendo la última etapa de un fatigoso camino. Ha sido mi día más largo. Pero, al atardecer, cuando entramos en la ciudad, que debe hospedamos, todas las puertas se nos cierran. A cada petición nuestra, está pronto un nuevo rechazo. Así el helado frío que hacía tanto tiempo había aterido mis miembros, comienza a penetrar en mi alma, y como dolorosa espada, me hiere en lo profundo de toda mi vida. Debo daros al Esperado de las gentes, en el mismo momento en que nadie le acoge. Va a nacer el Amor, y el hielo del egoísmo cierra el corazón de todos. Sólo la piedad de un pobre nos indica una gruta vecina. En la oscuridad, en el frío, junto a un pesebre, sobre el que hay un poco de heno, acontece el divino prodigio. Las estrellas, el canto de los Angeles, la luz que llueve del Cielo… pero en tomo a la cuna sólo hay el calor de dos corazones humanos que aman: el corazón de mi castísimo Esposo y mi corazón virginal de Madre. Pero al niño que nace le basta este calor de amor. Hijos predilectos, en esta Noche Santa os quiero a todos Conmigo, alrededor de la cuna de mi divino Niño. Las puertas de las casas continúan aún cerradas. Las naciones se han rebelado contra el Señor que viene, y se confabulan para luchar contra su real dominio. El hielo más grande cubre el corazón de los hombres. ¡Hay tanto frío en esta hora en el mundo! El frío del odio, de la violencia, del egoísmo desenfrenado. El hielo de la falta de amor que mata. Pero en esta Noche Santa, en torno a la cuna, con mi Corazón y con el de mi esposo José, quiero tener también todos vuestros pequeños corazones. Juntos amemos, oremos, reparemos y calentemos con nuestro amor a Jesús Niño, que vuelve a nacer para vosotros. Vuestros amantes corazones son para El el único, gran consuelo. A través de vosotros, formados en el Corazón Inmaculado de la Madre, este pequeño Niño quiere que todo el mundo se abra al amor (…).»