Mensaje del 29 de octubre de 1974
Fiesta del Beato Miguel Rúa
¡Cuánta necesidad tienen ustedes de la Madre!.
“Estoy siempre a tu lado, déjate conducir por Mí, sin fijarte en las cosas o en las personas. Como muchas veces lo he dicho a tu corazón, los acontecimientos humanos se agravan cada vez más. Los hombres han olvidado a Dios, muchos lo niegan obstinadamente. ¡Cuántos son ya los que en la práctica lo ignoran! ¡Pobre, pobre esta generación a la que le ha tocado la tremenda suerte de ser tan contaminada y corrompida por el Espíritu del mal, que se ha levantado contra Dios para repetir otra vez su desafío: “Non serviam: no serviré, no reconoceré a Dios.” Hijos, cuánta necesidad tienen de la Madre: Ella sola puede comprenderlos y ayudarlos. Ella sola puede curarlos, Ella sola puede, por divina disposición, arrancarlos de las manos de Satanás y salvarlos. Recurran de nuevo a Mí y Yo seré su salvación. Para realizar mi designio de salvación para toda la pobre humanidad, Yo estoy reuniendo de todas partes del mundo a mis Sacerdotes… Sean dóciles a mi voz y respondan todos a la dulce invitación de mi Corazón de Madre. Yo, que he triunfado sobre todos los errores y herejías en el mundo entero, con el escuadrón de mis hijos predilectos, triunfaré también sobre el error más grande que la historia conozca: el error del ateísmo, que ya ha arrebatado a mi Hijo casi toda la humanidad. Escríbelo, hijo predilecto: estos son los años en que realizaré mi mayor triunfo. La humanidad, renovada por tanto dolor y por una gran purificación, se reconsagrará toda al culto y al triunfo de Dios, a través del triunfo de mi Corazón Inmaculado.”