Mensaje del 15 de septiembre de 1981 en Punta Grossa (Estado del Parana – Brasil)
Fiesta de la Dolorosa
Madre de todos los dolores
«Soy vuestra Madre Dolorosa. Míos son todos vuestros dolores. En estos momentos vuestros sufrimientos y aflicciones aumentan, porque vivís en un período de tiempo en que el corazón de los hombres se ha vuelto frío y cerrado por un egoísmo brutal. La humanidad sigue corriendo por el camino de su obstinado rechazo a Dios, a pesar de todos mis maternales llamadas y signos que la Misericordia del Señor continúa enviándola. Así se difunde ampliamente el hielo del pecado, del odio y la violencia, y las víctimas más fáciles son mis hijos más indefensos, los más necesitados de protección. ¡Qué numerosos son hoy los pobres, los desheredados, los que viven en condiciones de infrahumana miseria, sin un trabajo fijo, sin medios para vivir; y cuántos los que cada día se alejan de Dios y de su Ley de Amor enrolados en el poderoso ejército de los que enseñan el ateísmo! La humanidad vive en un desierto árido y frío, y nunca como ahora está tan amenazada. El dolor de la humanidad está encerrado en mi Corazón Inmaculado. Hoy, más que nunca, soy la Madre de todos los dolores, y las lágrimas descienden de mis ojos misericordiosos. Escuchadme y no os sustraigáis al amor de vuestra Madre Dolorosa, que os quiere conducir a todos a la salvación. Hijos predilectos, en estos tiempos os convertís en signo de mi inmenso dolor. Llevad en el corazón Conmigo, el sufrimiento del mundo y de la Iglesia, en esta nueva hora de agonía y pasión redentora. Sólo de este vuestro dolor podrá nacer para todos una nueva era de paz.»