Mensaje del 13 de mayo de 1981 en Lomé (Togo-Africa)
Aniversario de la /- Aparición de Fátima
He bajado del Cielo
«Estás recorriendo los caminos de muchos países de Africa, de este gran Continente tan querido a mi Corazón por la pobreza, la sencillez y la bondad de muchos de sus hijos. Éste es el tiempo en que debe ser sentida por todos mi particular presencia de Madre. Da a todos la Luz que parte de mi Corazón Inmaculado. Dala, sobre todo, a mis queridísimos hijos los misioneros, que amo con inmensa ternura. Yo, que recojo cada una de sus lágrimas, que enjugo cada gota de su sudor, que mido con alegría su fatiga, y cuento, uno a uno, sus pasos dolorosos, ¿cómo podría dejar de expresar mi materna predilección a estos hijos, que por Jesús han elegido vivir aquí, entre tantos hermanos pobres, abandonados y todavía lejos del Evangelio,en medio de grandes sacrificios y de tantas renuncias? La Luz de mi Corazón Inmaculado envuelve ya todas las partes del mundo y mi designio se delinea cada vez con mayor claridad para la salvación y el consuelo de todos. Por eso me aparecí en Fátima a tres niños pequeños. Bajé del Cielo para ponerme en camino con vosotros. Sentid, pues, a vuestro lado, la presencia de la Madre Celeste. Es una presencia silenciosa y serena. Quiere dar fuerza a vuestro cansancio, os sostiene en el trabajo, os defiende de muchos peligros y os lleva cada día a cumplir bien cuanto el Padre ha dispuesto para vosotros, para que la Santísima Trinidad sea hoy mejor glorificada. He bajado del Cielo para manifestarme, a través de vosotros, en todos los caminos del mundo: en los recorridos por los pobres y los desesperados; en los dolorosos de los pecadores y de los alejados; en los de los enfermos, agonizantes y moribundos. A todos los que os encontráis en vuestro camino,debéis darles la Luz de mi Corazón y la ternura de mi amor materno. Por esto os quiero formar cada vez más en la delicadeza del amor, en la atención a los demás, en la plena disponibilidad hacia cada uno de los que os encontréis en vuestro camino. He bajado del Cielo para revivir en vosotros y llegar a amar con vuestro corazón, a sostener con vuestro trabajo, a salvar con vuestros sufrimientos a tantos hijos míos que andan extraviados y que, nunca como hoy, tienen necesidad de un socorro seguro. Venid, desde todos los caminos, a vuestra Madre Celeste. Mi Corazón Inmaculado es para todos el refugio que os acoge de todas las partes del mundo para llevaros al Dios de la Misericordia y de la salvación. Con vosotros y por medio de vosotros, quiero manifestarme para la salvación de mis hijos más necesitados. Por esto desciendo todavía del Cielo sobre la pobre tierra que sufre.»