Mensaje del 29 de septiembre de 1979 en Nimega (Holanda)
Fiesta de los Santos Arcángeles
Los Ángeles del Señor.
«Acabas de termiar el Cenáculo con estos hijos míos, tan queridos, que sufren por el estado de laceración y de desorden en que se encuentra aquí mi Iglesia. Une tu dolor al mío y sé tú expresión de la maternal benevolencia conque los miro, los acojo, los conforto y los conduzco. No mires si son pocos y, en su mayoría, frágiles por la edad o la salud; pero son tan fíeles y generosos que consuelan el inmenso dolor de mi Corazón Inmaculado. Para Mí, son los tesoros más preciosos. Y también aquí, por su medio ¡cuán numerosos son los hijos que responden a mi invitación, entran en el refugio de mi Corazón y los formo en la heroica fidelidad a Jesús y a su Iglesia! Así, en este mismo lugar, donde mi Adversario ha iniciado su obra de destrucción solapada de la Iglesia, Yo respondo al desafío y me formo mi ejército. Es el ejército de los pequeños, de los pobres, de los humildes, que reúno en mi Corazón Inmaculado para darles mi espíritu de Sabiduría, para derrotar la soberbia de los que se han dejado seducir por la falsa ciencia y por el espíritu de grandeza y vanagloria. También hoy, por medio de esta Obra mía, de la boca de los niños y de los lactantes, el Señor recibe la gloria perfecta. Con vosotros están también los Angeles del Señor. Yo soy su Reina y están prontos a mis órdenes, porque la Santísima Trinidad ha confiado a mi Corazón Inmaculado la obra de renovación de la Iglesia y del mundo. San Miguel está a la cabeza de todo mi ejército, celeste y terrestre, dispuesto ya en orden de batalla. San Gabriel está a vuestro lado para daros a todos la misma invencible fortaleza de Dios. San Rafael os cura de las numerosas heridas que con frecuencia recibís a causa de la tremenda lucha en que estáis empeñados. Sentid siempre a vuestro lado a los Ángeles de Dios e invocad con frecuencia su ayuda y protección. Ellos tienen gran poder para defenderos y sustraeros a todas las insidias que os tiende Satanás, Adversario mío y vuestro. Ahora su protección se intensificará y la advertiréis de modo particular, porque han llegado los tiempos de la gran prueba y estáis para entrar en un período de gran angustia como no lo ha habido hasta ahora. A mis órdenes, sentid a vuestro lado a los Ángeles del Señor, que serán vuestra defensa y guía, para que pueda cumplirse en cada uno de vosotros, cuanto Yo he establecido para el triunfo de mi Corazón Inmaculado.»